Con el perdón de los puristas del idioma, los gramáticos y los lingüistas, me voy a dar la libertad de utilizar el término “politiquizar”. Entiéndase, hacer politiquería con cualquier acción social, movilización ciudadana o expresión de movimientos estudiantiles.
Precisamente ese el enorme riesgo que tienen nuestros estudiantes universitarios con la gran marcha del próximo 28 de noviembre, bueno, ellos y las dignidades campesinas, las centrales obreras, los maestros y otros sectores asociados convocados a marchar ese día.
Digo “politiquizar” y no politizar, porque ya es un hecho político ese magnífico esfuerzo de reivindicación social ciudadana liderada por los estudiantes desde el pasado 11 de octubre con seis multitudinarias manifestaciones en las principales ciudades del país que, además, lograron efectos como la reacción de los ciudadanos, gremios y políticos de oficio contra la injusta alza del IVA a la canasta familiar pretendida por Duque y el uribismo; además, de la indignación frente a lo que ya todos conocemos del estrecho vínculo por los sobornos de Odebrecht, de Luis Carlos Sarmiento del grupo Aval, el Fiscal General Martínez, la clase política y los últimos gobiernos.
Miles esperamos a que estén alertas de esa politiquería que los acecha. Por ejemplo, Petro quiere que sean como las marchas de Francia y pidió acompañarlo para tomársela y sacarle réditos politiqueros para el año entrante y mezclar todo, incluida las sanciones que le fueron impuestas por la Contraloría Distrital en su ejercicio como alcalde de Bogotá.
Los otros que quieren revolverlas son Uribe y el Centro Democrático; ya echaron a andar la vieja estrategia de echar la culpa a Santos, utilizar el retrovisor, radicalizar el país más entre supuestos comunistas y el resto, y decir a los papás de los estudiantes y a los campesinos que los muchachos están siendo utilizados para atacar a Duque por quienes quieren que seamos Venezuela, Bolivia o Nicaragua y volvernos socialistas, porque a la educación pública ya se le dio mucha plata.
Fajardo y los suyos salieron hasta la semana pasada a descalificar la presidencia de Duque porque el país no va para ninguna parte y se le nota la inexperiencia en el manejo de lo público, dijo apenas.
Germán Vargas Lleras hace sus ataques desde adentro del Congreso apagando con gasolina el incendio social, poniendo trabas y peros a los proyectos que cursan allí, desesperando más a Uribe y sus socios, para mostrar que él, por su apellido, es el ungido para salvar el país.
Estudiantes, esta no es una lucha de Petro, Robledo, las Farc, verdes y otros, contra Uribe, Duque, Paloma, Macías, Carrasquilla y socios, eso sería empequeñecerla demasiado. Su lucha es por algo muy superior, por la educación pública y de calidad como un derecho y no como un privilegio de clases sociales.
No se dejen llevar a tonterías como que los de izquierda son pobres y los de la derecha ricos, porque a todas luces hemos visto que eso no es así, unos son ángeles y otros demonios. Se lucha por justicia social, por condiciones de vida mejores, más dignas y de mayores ingresos; en donde quien más gane más ponga y pague los impuestos y tributos que son, incluidos el sector financiero y los bancos, las multinacionales de extracción (petróleo, metales preciosos, gas) que hoy ya se sabe tienen exenciones de impuestos ridículamente altos y sus ganancias anuales son de billones de pesos.