La gente cree en la institucionalidad y, más aún, confía en las políticas de gobierno de la administración que lidera el alcalde Federico Gutiérrez. Su liderazgo político y ciudadano se evidencia en la calificación que le brinda la ciudadanía a su estilo juvenil de gobernar. Una aprobación del 89%, según la última medición realizada, lo convierte en el mejor alcalde de Colombia.
Pero este liderazgo reconocido por todos los medellinenses es el espaldarazo que requiere un gobernante para enfrentar los focos que atentan contra la tranquilidad y la seguridad de los ciudadanos. Ese respaldo que se siente en las calles a las acciones de gobierno para extirpar la delincuencia es la prueba fehaciente de que se está actuando con contundencia y eficacia. Los centenares de cabecillas que han caído desde la llegada de Fico demuestran que la institucionalidad está por encima de la ilegalidad; la legitimidad de un gobernante se mide en sus acciones y hechos acordes a la ley; la gobernabilidad no se alcanza ni se construye negociando con los violentos, para bajar artificiosamente las tasa de homicidio para el confort de unos poco exfuncionarios en contravía de la mayoría de los ciudadanos. Es claro, nada justifica una muerte, y toda vida es sagrada, pero siempre actuando bajo la institucionalidad y la legalidad.
Pero de igual modo, el imperio de la ley y el orden no se pueden empeñar; negociar con la delincuencia para aparentar tranquilidad y presentar una ciudad sin homicidios —que es el ideal de una sociedad— fruto de acuerdos ilegítimos y dañinos con la criminalidad, es la afrenta más grande a los ciudadanos de bien, que en el caso de Medellín, somos más. El alcalde, actúa con transparencia, expone su propia vida en pro de la seguridad de todos, enfrenta los problemas de una ciudad compleja, no los esconde ni minimiza, busca soluciones y sale a la calle a hacer pedagogía de la vida y para la vida.
Su discurso es fuerte cuando arremete contra los violentos, que son la minoría, pero es suave y amable con todos los ciudadanos que respetan las normas sociales, que valoran y defienden la vida. De allí su lema “ciudadanos como vos” que busca incentivar y promover conductas culturales acordes al espíritu antioqueño. Estrategia encaminada a visibilizar a personas e historias que promueven el cumplimiento de las normas y la confianza en los demás, en un escenario de convivencia.
Es claro y evidente que en lo corrido de este año 2018, 342 personas han sido asesinadas en Medellín, y muchas de ellas derivado de la confrontación armada entre grupos delincuenciales, como forma de sembrar zozobra e inseguridad. Una delincuencia que creció a la sombra de otras administraciones, ajenas a la realidad de la ciudad, que delegaron su poder en terceras personas creando más burocracia y menos gobernabilidad. Administraciones que se dejaron acorralar por la criminalidad, donde los cabecillas se paseaban por la ciudad bajo la anuencia de los actores políticos, bajo pretextos sórdidos que buscaban bajar la tasa de homicidios para aumentar su falsa popularidad y alimentar egos politiqueros.
Al dejar a un lado estas prácticas corruptas de viejas administraciones, quedó un rezago en el tema de seguridad, que al enfrentarlas ésta sería su estrategia: crear un manto de miedo en la ciudad. Durante varios años la criminalidad manipuló a las administraciones para que la tasa de homicidios dependiera de los acuerdos políticos entre el poder delincuencial y los gobiernos sumisos, con la finalidad de crear una burbuja en torno a la seguridad y alimentar una falsa sensación de tranquilidad. Recordemos la “donbernabilidad”, un caso exitoso de esa relación macabra entre la institucionalidad y la delincuencia, que hoy pagamos con creces todos los ciudadanos.
De estas relaciones non sanctas entre el gobierno local y la criminalidad, las tasas de homicidio comenzaron a bajar; desde el gobierno de Sergio Fajardo Valderrama hasta la alcaldía de Aníbal Gaviria Correa, era vox populi que en la ciudad había un acuerdo tácito entre los combos y las autoridades civiles y policiales, que se denominó “pacto del fusil”. En una nota periodística se afirmaba lo siguiente: “Ya no se escuchan las ráfagas de fusil en los barrios de Medellín. Los sonidos de la guerra mafiosa se callaron desde hace un mes, cuando las bandas criminales empezaron a hacer pactos para no agredirse más. La primera tregua fue el 15 de julio en Belén Rincón, al occidente de Medellín, uno de los barrios donde hay más balaceras” (1). Corría el año de 2013, época en que el alcalde era Aníbal Gaviria Correa.
Derivado de este cogobierno de administraciones anteriores, se permitió el fortalecimiento de las estructuras delincuenciales, el crecimiento desmedido de las extorsiones, el microtráfico que alimenta una guerra entre bandas por el control territorial y el surgimiento de un poder paralelo al Estado. Con Federico, esta alcahuetería, se acabó.
Últimamente ha sido noticia en el campo regional como nacional, los hechos que ocurren en la Comuna 13 de Medellín, no solo por su larga historia de violencia y por casos tan recordados como la Operación Orión, desarrollada bajo la alcaldía de Luis Emilio Pérez Gutiérrez, sino también, por la captura de cabecillas de alto valor estratégico, asfixiando sus estructuras delictivas que se alimentan del micro-tráfico y la extorsión y creando canales de confianza y cercanía con la ciudadanía.
El alcalde tiene claro que la delincuencia no se ataca solamente con la fuerza pública. Todo lo contrario: la criminalidad se ataca brindando seguridad en todos los componentes sociales como: educación, salud, recreación, oportunidades laborales e inclusión. Para ello, la alcaldía ha priorizado un paquete de inversiones para esta comunidad, donde se destaca los siguientes rubros:
- El 33 % de la inversión total de la comuna 13 está destinada a temas de educación para la comunidad, con un valor de $170 mil millones.
- El 32 % de la inversión en la comuna 13 se destina a temas de salud, por un valor de $172 mil millones, para brindar aseguramiento en salud y aseguramiento del régimen subsidiado.
- Para los temas dedicados a la inclusión social y familia se ha destinado el 11 % del total invertido en la comuna durante 2016 a 2018, con un total de $61 mil millones.
- Buen Comienzo ha contado con una inversión de 12 mil millones.
- La inversión destinada a Proyectos Urbanos Integrales PUI es de $18 mil millones. Se destacan los proyectos del viaducto de media ladera (tramo 2) y la conectividad con El Salado (etapa 2).
- La destinación para el Programa de Alimentación Escolar, PAE corresponde a la suma de $10 mil millones.
- El acompañamiento a personas mayores representa una inversión de $10 mil millones.
- En mantenimiento y construcción de infraestructura deportiva y recreativa, se han invertido $2.200 millones.
Es de anotar que entre 2016 y 2017 la comunidad priorizó por Presupuesto Participativo un valor de $18 mil millones. Solo para 2018 se cuenta con un presupuesto de $12.795 millones, que será invertido en los proyectos priorizados por la misma comunidad, cifras que demuestran que hay una intervención integral y concertada con la comunidad por parte de la alcaldía (2).
Además, en temas tan sensibles como el educativo, la Secretaría de Educación ha puesto en marcha una campaña denominada “Rutas Seguras” que han acompañado a más de 12.000 estudiantes de cerca de 80 instituciones educativas, con el fin de brindar tranquilidad a los niños para que hagan uso de su derecho fundamental a la educación y que tengan todas las garantías para que sigan en los colegios. Intervención que ha sido complementada por comparsas que brindan seguridad a la comunidad educativa del sector, con programas institucionales como el “Colegio contamos con vos”, que busca la escolarización de niños, niñas y jóvenes en edad escolar. “Escuela entorno protector”, que se focaliza en temas relacionados con la convivencia escolar y la protección de los menores, donde la escuela se convierte en el lugar más seguro.
Estas iniciativas institucionales son acompañadas por el secretario de Educación, Luis Guillermo Patiño, para fortalecer la gobernabilidad y la gobernanza en la ciudad, y especialmente en las comunas más golpeadas por la delincuencia. Cada secretario de despacho es un actor relevante para acercar a la comunidad con el gobierno y ofrecer soluciones a sus problemáticas.
Ahora bien, cuando Fico llegó a la alcaldía de Medellín había dos caminos: volver a la “donbernabilidad” y el “pacto del fusil” como lo expresan algunos nostálgicos de estos acuerdos, donde la ciudad se cogobernaba para dar una impresión de seguridad y mostrar estadísticas que no medían la verdadera realidad de una sociedad que por años ha carecido de oportunidades o, enfrentar con decisión y carácter el problema y buscar soluciones concretas expresadas en la seguridad ciudadana y la convivencia, pero también en la inversión social, que se evidencia en mejores condicione de vida para sus habitantes.
Las actuaciones del alcalde han demostrado que hay que atacar el problema de raíz, extirpar la enfermedad y para ello no se puede ser débil, sino todo lo contrario, actuar con contundencia, tarea que viene realizando Federico Gutiérrez con su equipo de trabajo y que se respalda por sus altos niveles de favorabilidad y reconocimiento por toda la ciudadanía. Esta es la mejor estadística de un gobierno que trabaja para su ciudad y su política de seguridad y convivencia es respaldada por esta ciudadanía que ha encontrado en Federico su mejor respaldo.