25 de noviembre de 2019, quinto día del paro nacional
Los vídeos subidos por la ciudadanía a las redes sociales dejaron en evidencia la matriz de pánico construida por el gobierno para deslegitimar el paro nacional. Primero fue Cali, seguido Popayán, luego Bogotá, ¿hoy dónde?
Al parecer, en camiones la policía transporta grupos violentos y los pasa dejando en barrios o conjuntos residenciales para que vandalicen. Luego, mágicamente llegan para retomar el orden. En los registros audiovisuales se escucha cómo presuntamente les hablan a habitantes de la calle invitándolos para que cojan a piedra los vidrios de las casas; en otros, de mayor complejidad, se observa cómo pasan quebrando los vidrios de casas familiares.
De mayor indignación, esta fuerza pública arrincona a quienes salen pacíficamente al paro para molerlos a golpes. Con bolillo en mano o disparando su arma lanzan gases, engavillan a la gente y atacan violentamente contra la humanidad. Si su víctima es mujer, mucho mejor, más garrote le dan, hasta dejar sus cabezas abiertas y sangrando.
Y la gota que robosó la copa fue el disparo que un agente del Esmad le propinó a Dilan Mauricio Cruz, un joven de tan solo 18 años que se encontraba marchando pacíficamente. Los vídeos son claros, el agente apunta a menos de diez metros y le dispara directo a la cabeza, el muchacho cae inconsciente y la gente corre a auxiliarlo. El dictamen médico es muy grave. Se encuentra entre la vida y la muerte, pues el disparo que le impactó, atravesó su cráneo hasta dejar incrustado el metal del gas en su cabeza. Más de veinte minutos demoraron los paramédicos reanimándolo y dándole masaje cardíaco.
Estas acciones del gobierno, propias de la doctrina militar que busca el enemigo en la población que debería proteger, pusieron en evidencia de donde viene la violencia y cuál es su plan, pero se encontraron con una ciudadanía cansada de lo mismo, que incluso se volvieron en verdaderos medios de comunicación, veraz y oportuno, mostrándole al país aquello que los medios de información tradicionales no quieren informar.
La gente se mamó y hoy siguen en las calles pacífica y creativamente, exigiendo que pare el paquetazo económico adelantando por este gobierno de bolsillo, la corrupción que nos desangra se acabe de una vez por todas. Y claro, la implementación integral del Acuerdo de Paz es punto medular, porque en su correcta materialización, habitan los derechos que ni la constitución ha podido otorgar.
Las cacerolas en este quinto día se siguen escuchando y la gente de a pie las lleva en sus manos. Las comunidades salen con su paila a la plaza porque están cansadas y hoy buscan lo que les ha sido negado. Quisieron llenarnos de miedo, pero no sabían que se encontrarían con un pueblo que ha despertado y que sabe que su fuerza reside en la organización popular y en las calles.