En septiembre de este año, el Ministerio de Salud anunció la adhesión de Colombia al mecanismo de Covax con un apoyo de 106 millones de dólares para adquirir un primer lote de 10 millones de dosis de vacuna contra el COVID-19. El mecanismo Covax es una estrategia liderada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Comisión Europea y Francia en respuesta a esta pandemia. Su objetivo de brindar acceso innovador y equitativo a diagnósticos, tratamientos y vacunas contra el COVID-19.
Sin embargo, en la última semana de noviembre el Ministerio de Hacienda firmó la resolución 2327 que resuelve destinar 437.188’800.000 pesos, algo así como 123 millones de dólares, a la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres y a su turno al Fondo de Mitigación de Emergencias (Fome) “para la adquisición de 10 millones de dosis de vacunas contra el coronavirus Sars-CoV-2 a un precio de 12 dólares por dosis con la empresa Pfizer”.
Para el público en general no es claro si estas dos manifestaciones del ejecutivo obedecen a la misma estrategia o se trata de una fisura en la política del presidente Duque en la estrategia que proponen dos de sus ministros para la adquisición de las vacunas. Digo lo anterior dado que, al 12 de noviembre de este año, Pfizer no hace parte del Covax y entre estos dos existen muchas diferencias conceptuales que valdría la pena que el público en general conociera.
Mientras que el Covax busca garantizar que las personas en todos los rincones del mundo tengan acceso a las vacunas COVID-19, independientemente de su riqueza; la estrategia de Pfizer es una simplemente una transacción de mercado en la que, con base en los resultados clínicos bastante alentadores, ofrece a los diferentes gobiernos del mundo unos precios razonables por cada dosis de la vacuna.
En otras palabras, Covax es generada con base en la colaboración internacional entre organizaciones, científicos y gobiernos, mientras que la vacuna de Pfizer proviene del desarrollo científico de una firma farmacéutica.
Un principio de Covax es que todos los países participantes (entre los cuales se encuentra Colombia) tendrán el mismo acceso a estas vacunas una vez que se desarrollen. El objetivo inicial es tener 2 mil millones de dosis disponibles para fines de 2021, lo que debería ser suficiente para proteger a las personas vulnerables y de alto riesgo. Un principio de Pfizer es que venderán a aquellos gobiernos o personas que puedan pagar por sus productos. Covax tiene una visión de salud pública global mientras que Pfizer mantiene una visión capitalista.
Dado que Pfizer ya demostró clínicamente que su vacuna ofrece el 90% de seguridad, la apuesta del país parece empezar a materializarse con la visión capitalista. Sin embargo, teniendo en cuenta que Colombia adhirió en septiembre al mecanismo de Covax, las vacunas que se generen con este mecanismo también podrán llegar a nuestro territorio. Con esto, ojalá que en el 2021 los ciudadanos colombianos podamos elegir qué vacuna aplicarnos o, dependiendo de nuestras características físicas, escuchemos la recomendación de nuestro médico.
Que dos carteras tengan posiciones diferentes para buscar el beneficio de la población colombiana no es necesariamente malo. Sin embargo, creo que debería ser más claro para el público general, pues puede mostrar que el gobierno está tocando diferentes puertas para garantizar la salud de sus connacionales. También debería estar tocando las puertas del apoyo a los científicos nacionales quienes, con recursos razonables, también podrían estar aportando al desarrollo de vacunas contra el COVID-19.