Estoy de acuerdo con Mario Mendoza
Después de la gran oleada de indignación y contraataque de los opinadores políticos en You Tube, y de una andanada de escritos desde los sectores de extrema izquierda, todo ello como respuesta a la columna de Mario Mendoza en la revista Cambio, no queda más que abrir el debate desde los sectores alternativos, ya que como en el pasado gobierno de Iván Duque, el proceso preelectoral ya está abierto en Colombia, aún faltando dos años para las elecciones.
(Ver columna Mario Mendoza)
https://cambiocolombia.com/pais/retrato-de-gustavo-petro-en-blanco-y-negro-por-mario-mendoza
Los extremos se juntan. La verdad, son iguales.
Como esta frase de cajón, el día posterior a la lectura de la columna que tanto escozor generó, resultó incómodo ver como los opinadores de la izquierda más recalcitrante se han ido lance en ristre contra todo aquel que “osé o se atreva a criticar al líder”, al caudillo. El desenfreno ha sido tal, que han tratado de “mediocre” a Mendoza, algunos influencers a los que les escriben sus libretos y de falso escritor, a algunas escritoras noveles, que no saben conjugar un verbo. Y todo esto a uno de los mejores escritores latinoamericanos contemporáneos, como lo es Mendoza, a quien, dicho sea, lo admiro en su excelente escritura.
Exactamente igual pasa en la acera del frente. Aquel “bodeguerismo” de extrema derecha que ataca a quien hable mal o recuerde los casos penales que hoy enfrenta el expresidente Álvaro Uribe Vélez.
Este fenómeno, al que llamamos criollamente “bodeguerismo”, actúa igual, usa las redes sociales igual, gestionan a sus miles de seguidores igual y obran igual. No hay diferencia alguna entre una acera y otra. El problema está en nuestro bajo índice de tolerancia a las diferencias. O está conmigo o esta contra mí, y eso nos atrasa a más de 75 años vista, a los tiempos de la violencia partidista y las posiciones tan sectarias, como las que dejó Laureano Gómez o Gilberto Alzate Avendaño. Ya no se hacen las llamadas “corbatas colombianas” en los campos y veredas, hoy en día se lápida en las redes sociales por pensar diferente.
De la esperanza a la decepción
Desafortunadamente para la izquierda extrema, muchas personas de los sectores alternativos estamos de acuerdo con Mario Mendoza. Y muchos desde la comunidad colombiana residente en el exterior que en este gobierno no hemos tenido una representación digna, además que al Presidente Petro se le olvido que vino mucho a estudiar a España el modelo de salud, el económico y hasta el educativo. Se llevó a un catalán de asesor (Xavier Vendrell) y se le olvido que lanzó su campaña en Barcelona, bajo promesas de un reconocimiento al hecho migratorio. Desafortunadamente a la hora de ejecutar, no ha sido posible una mejora estructural en el servicio consular, afectando esto sobre todo a la nueva ola migratoria colombiana, que vive y ha vivido muchas dificultades y no ha tenido apoyo alguno en los consulados.
Hoy vemos grandes inversiones en proyectos del Grupo Interno de Trabajo Colombia nos Une, entre ellos apoyo a la hija del Presidente Andrea Petro, entre ellos una reunión llevada a cabo el 4 de abril entre políticos que no conocen la migración colombiana y ahora la participación de Andrea en la COP16, con su marca Bachue, que no es más que la copia de una gran superficie francesa llamada Decathlon, cuya marca blanca de implementos deportivos se llama Quechua.
Así que los que seguimos y analizamos la gestión pública dirigida hacia la migración colombiana, solo sentimos una profunda decepción de un gobierno de cambio, que no fue cambio, de una "supuesta" gestión para la gente, que no ha sido para la gente y de una esperanza de ejecuciones que no se ejecuta. Esta dirección ejecutiva, se viene quedando corta y ya estamos a la mitad del mandato.
Ni hablemos de la representación política de Carmen Felisa Ramírez Boscán, que será candidata a la alcaldía de Maicao o en su defecto, a la Gobernación de la Guajira con el trampolín de los votos de los colombianos en el Exterior.
Estamos en nuestro derecho de expresar lo que sentimos y más, cuando en su momento creímos y apoyamos ése proyecto, que hoy nos defrauda. Lo bueno es que en “democracia”, cada cuatro años podemos seguir pensando en una Colombia mejor.