Tener un perro puede ser toda una aventura, cuando son cachorros se desviven por hacer jugar, salir a la calle y seguir a sus cuidadores a todas partes. En su adultez se convierten en compañeros de vida y afianzan más su cariño. Sin embargo, al llegar a la vejez su resistencia y salud empiezan a tener cambios un poco más drásticos y evidentes. Momentos en los que necesitan más que nunca a sus dueños.
Este es un proceso de transición que puede ser un poco traumático para ellos y requiere de algunos cambios en su rutina, alimentación, aseo y hasta en su interacción con el mundo exterior. Etapa en la que aparte de todo esto debe llenarlos de atención y cariño pues tienden a ser más vulnerables y necesitar más a sus cuidadores.
Cambios que un perro tiene al envejecer
- Uno de los primeros cambios es la pérdida de energía, serán más lentos y tardarán mucho más en reaccionar, además, se asustarán con facilidad. Por lo que dormirán muchos más, se cansarán más rápido en medio de la actividad física y van a preferir dormir que jugar.
- Cambiarán sus hábitos urinarios e intestinales, una señal muy evidente será la incontinencia urinaria, empezará a ser normal que de vez en cuando se orinen en algunas partes de la casa. Así que deberá darles más paseos al día pero más cortos para evitar fatigarlos.
- Presentan problemas dentales, como con los cambios antes nombrados, es habitual que los perros envejezcan con similitudes a los seres humanos. Otra es la pérdida de sus dientes, por eso debe alimentarlo un poco más blando e intentar seguir cuidando su dentadura para que pueda comer.
- Cambios en el pelaje, tiende a ponerse más áspero, perder su color y ponerse blancuzco, además de quedar con poco brillo. También les pueden salir callos en la piel y tener problemas con sus almohadillas.
- Problemas de visión y oído, estos caninos también tienden a perder audición y a tener cataratas en los ojos que pueden llegar a causarles ceguera.
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