Al inicio del año 1900, el desarrollo de la industria petrolera en el Catatumbo generó una ola de esperanza de nuevas oportunidades para la población, que finalmente se convirtió en un proceso de colonización. El auge de esta actividad llevó a que personas de diferentes partes del país llegaran hasta la región con el objetivo de construir su proyecto de vida, anhelantes de riquezas de petróleo.
Con el crecimiento de la población y el posicionamiento de la industria se abarcaron más zonas para ser transformadas en espacios habitables y en zonas agropecuarias; se establecen cultivos de pancoger y poco a poco, se introducen los cultivos comerciales. Tal suceso produce el primer caso de desplazamiento en la zona, que afectó principalmente a la comunidad Bari; esta población de antaño eran los protectores del Catatumbo (Casa del Trueno).
Luego de enfrentamientos y olas de violencia, se ven obligados a establecerse en resguardos desde donde defienden el ideal de protección medioambiental, defensa que aún realizan.
El contexto actual plantea varias determinantes en el marco del conflicto social, entre estas la presencia de los grupos armados como el ELN, disidencias de las Farc-EP, EPL, paramilitarismo, las Bacrim, Ejército Nacional y Policía Nacional, que aunado a fenómenos como el auge de los cultivos ilícitos, contrabando de hidrocarburos y demás actividades ilegales que se realizan en la zona, enmarcó en procesos de violencia por la lucha y disputa del control del territorio, como eje estratégico vial, rutas del narcotráfico y cercanía con la frontera.
Situación que desencadena en un conflicto constante que genera distintas afectaciones, entre las cuales predominan los desplazamientos forzados de las comunidades hacia otras regiones del país.
En la gráfica se observa el número de desplazamientos desde el año 2018 a lo corrido de 2022, en donde Hacarí encabeza el listado con un total de 15.048 desplazados y el municipio del Carmen es el menos afectado con 1.168 desplazados. Sumando las cifras de los municipios nos encontramos con 70.507 personas desplazadas.
Necesidades de gran importancia para la población como el trabajo, la educación y la vivienda digna se han vulnerado por parte de las Instituciones, aumentando la brecha de desigualdad e incrementando los índices de necesidades básicas insatisfechas. La situación social es fuerte; y los habitantes de la zona que han sido víctimas de la calamidad del desplazamiento, en su mayoría, se han visto obligados a romper vínculos familiares, sociales, dejar atrás su cultura e identidad y sus bienes materiales, por ser intimados a huir para proteger su vida o bienestar.
Desde la Academia es necesario visualizar esta situación como uno de sus retos principales para aportar positivamente a la sociedad del Catatumbo, y hacer un acompañamiento a estos sucesos, además de construir conocimientos y estrategias que permitan a las víctimas recuperar sus derechos, salvaguardar su cultura y sus costumbres para aportar a la restauración de su proyecto de vida como un aporte en construcción de paz y de dignidad.