Y, habíamos dicho que de las derrotas nadie es padre; todas las campañas, los partidos o movimientos políticos dieron el parte de victoria; nadie se quedó atrás; las horas pasan, nadie suelta las banderas del triunfo, hasta que por la realidad de los escrutinios, cada cual quedó en su plata; ni tinto ni tanto, se dice en el común: los que pensaban, deseaban sacar cuarenta, óigase bien cuarenta curules y, así ser la fuerza del futuro, encontraron en él, en el futuro, un devenir corriente, podrán hacer ruido y murmullo si se quiere, tumulto temático, compulsivo y circular, pero jamás trazar el destino de la Patria; se podría afirmar que el corazón quedó en fibrilación y la mano tendida.
Y, qué decir de otros grupos de interés:(i) los santos óleos que se dispensaron, sobre alguno, que dizque porque tenían a su hacedor ocupado en otros menesteres, no menos importantes como estabilizar el estamento político, vieron su partida de defunción muy lejos de ser sentada pues, no solo mantuvieron su fuerza electoral, superaron el umbral, ó aumentaron las curules, es decir, no hubo allí un cambio radical; (ii) por el contrario, los que estaban por encima del bien y del mal; los que poseían el favor de los iluminados resultaron, a falta de exorcismo particular, en el infierno de la no representación senatorial, sin movimiento y, por supuesto, sin Mira, ni gloria o ser superior; (iii) los azules, en especial postura, superaron a los rojos y, en un buen número, hazaña nunca vista, como que la mermelada, la conserva, hizo efecto favorable a los propios, es decir, quedaron en conserva…dores; o, será que la vuelta a la identidad desvanecida, perdón, perdida en otras épocas del rocío de la seguridad democrática hizo reaparecer, por arte de magia a sus seguidores de ancestro; (iv) en clave de sol sostenido, los rojos hicieron su faena con toros de casta antigua y amateur; reforzando dinásticas creencias y representaciones, sobreviven y, creo con buen aliento, al final el teatro de la política volverá a los mismos colores y el rojo estará ahí; razón lógica pues ha de estar compuesto por pensadores liberales: allí llegarán por cansancio o ponderación; el abandono fue un arrebato de juventud ilusionada por el fetiche del orden por el orden que, sin libertad, no existe —qué pensará o sentirá el presidente?—; y, (v) los que aportan debates de interés, así como el ejercicio del control político, vuelven a la carga, como quien dice, para que la izquierda sepa qué hace la derecha: se pone el polo a tierra.
En ángulo de exposición: (i) los primeros en votación, lo volvieron a hacer pero con una fuerza de agregados de intereses bien que dispar, diferente a una plataforma, sin identidad ideológica, que actúa como una máquina electoral, puesta en punto de lanza electoral, base de la reelección presidencial, pero cuidado, es posible, como siempre, que gire en U; y, (ii) no obstante lo dicho, miren ustedes, surge o, mejor, resurge una fuerza —antes llamada ola verde— que, con pocos votos, cuenta con una posibilidad en su candidato, nada menos que, a la Presidencia de la República; quién lo dijera, un candidato con más posibilidad que su propio partido; pero, así es. La posibilidad verde, con apellido progresista, sin mayor representación en el Congreso de la República, está poniendo en dificultad la pretensión reeleccionista. Toda una incógnita y, ahí va.
Y, estábamos así observando cuando nos sorprendió que a los grandes ganadores, estériles en sus pretensiones, les diera por alegar, con tonos destemplados, con berridos altos: ¡¡fraude, fraude electoral!! Esto es, en verdad, alucinante. Pasar de victorioso a engañado, obvio, una vez se dan los resultados. ¿No les parece alucinante? Casi de risa, una locura colectiva y… al parecer, una recreación del defecto propio.
Quién dijo miedo: se exigen las pruebas más exóticas, peligrosas, hasta necias. Se hacen las acusaciones, los apuntamientos más irreales, contradictorios y, hasta autistas. No, no se creerá, pero los argumentos todos, todos, son del corte que lleva a deslegitimar la democracia: si no gané rotundamente, pues que mueran Sansón y todos los filisteos. Ufff la democracia resiste todo: increíble. Y así se inicia el festín por la Presidencia. Es un cuento de hadas… pero malas.
