Uno de los problemas más graves que ha tenido Colombia ha sido su limitado entendimiento y comprensión del racismo a la colombiana. La diversidad de actitudes, prácticas, manifestaciones y expresiones racistas no han sido debidamente abordadas en los medios masivos de comunicación, en el sistema educativo y en las leyes colombianas; lo que ha llevado a dos dificultades. Una, el desconocimiento total de las múltiples y renovadas expresiones de racismo con énfasis en lo cultura y lo biológico; y dos, hablar y discutir sobre asuntos de racismo desde la ignorancia del tema. Como lo registran estudios hechos en Colombia, los colombianos tienden a desplazar el racismo a un pasado colonial y a países como Estados Unidos, Alemania y Sudáfrica. Por eso, cuando emergen expresiones y actitudes racistas que no corresponden a este registro del racismo explícito y evidente, los colombianos no son capaces de identificarlo. De hecho, mientras los colombianos sostienen que los chistes que involucran a las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras son inofensivos, sus contenidos reproducen, abiertamente, los estereotipos raciales que históricamente se han usado para discriminar a estas comunidades.
¿Qué tipo de racismo reproducen personajes como el Soldado Micolta y la Negra Colombia que generan la indignación y rechazo de la población negra, afrocolombiana, raizal y palenquera y que, contradictoriamente, la comunidad blanca-mestiza ve como un simple e inocente chiste? Son representaciones estereotipadas que muestran a las comunidades negras como incapaces de desempeñar tareas complejas propias de las sociedades contemporáneas; son representaciones que enfatizan en una diferencia fundamentalmente basada en el color de piel y en las prácticas culturales. Así, el racismo, en los medios de comunicación, fija y determina a las comunidades negras ciertos roles que históricamente han sido concebidos de negros y para negros; negando así cualquier oportunidad de desempeñar otro tipo de actuaciones que se encuentren por fuera de este patrón.
Hagamos un resumen de aquellos roles y representaciones de negros más comunes en los canales de televisión. Se destacan actuaciones con los siguientes perfiles: esclavo/esclava sumisos, sirvientes, nanas, empleadas domésticas, criminales, barrenderos, limpiadores, lavaplatos, celadores, brujos/brujas, bailarines, parranderos, futbolistas, mujeriegos, padres o madres irresponsables, estúpidos, ingenuos, demonios, sucios, etc. Estas actuaciones presentan las siguientes características. Primero, no representan un cambio social y actitudinal. Como lo dice el activista y abogado Eusebio Camacho “el negro permanece en las telenovelas sin ascender socialmente, no tiene alternativas de progreso y desarrollo” económico y personal. En otras palabras, son roles que muestran la incapacidad transformadora del negro, lo que nos lleva a pensar en cómo las comunidades negras se las asocia con lo primitivo, lo atávico y lo atrasado.
Segundo, el lenguaje que se utiliza para referirse a ellos los deshumaniza. No son personas ni seres humanos. Son objetos llamados por su color de piel y no por su nombre (o supuesto nombre). Son los negros, negras, morochos, morenos, mi negrita/negrito, bola 8, pelambre, negrito cuscuz, entre otros. Pero no son dignos de ser llamados por un supuesto nombre como el resto de los personajes. Tercero, los negros reciben, en estas actuaciones, tratos humillantes y degradantes. Por ejemplo, en la telenovela los colores de la fama hay una escena donde uno de los actores dice: “no quiero tener en esta casa nietos negritos, ni pintaditos”. En “Quieta margarita” se dice en un capitulo: “¿Cómo es posible que te vas con ese negrito cuscuz para el estadio? ¿Cómo es que andas revuelta con cualquier clase de gente? ¿Cómo es que no piensas en tu familia y no aprendes a escoger tus amistades? ¿No vas a meter a ese negrito a la familia? (…)”.
Cuarto, cuando los negros realizan papeles protagónicos siempre se refieren a perfiles como futbolistas, bailarines, cantantes, criminales o super-sexis/erótica/voluptuosa mujeres negras (Los colores de la fama, niche, la selección, perro como perro, etc.). Así, mientras escribía esta reflexión no fui capaz de recordar una telenovela, serie o película colombiana donde el negro fuera protagonista y realizara papeles que se salieran del patrón descrito anteriormente. Sin embargo, si pude recordar que RCN televisión no “encontró” un actor o actriz que protagonizara la versión colombiana de Grey´s Anatomy en el 2009. Pareciera que los papeles y roles en televisión están designados por razas. Los mestizos de este país pueden desempeñar cualquier tipo de papel, mientras que negros, afrocolombianos, raizales y palenqueros sólo pueden desempeñar aquellos roles caracterizados por la servidumbre, la irresponsabilidad, el fútbol, baile, etc. La pregunta es, ¿cuándo veremos en las telenovelas, series y películas colombianas actuaciones de negros dignos de admiración y donde se muestre a señores y señoras negros respetables; a los que se les llame por su nombre; que progresan y contribuyan a la sociedad, como lo plantea el profesor Jesús Carabalí en su artículo racismo en la televisión colombiana? Es decir, ¿cuándo veremos a negros, afrocolombianos, raizales y palenqueros haciendo papeles que se salgan del molde racializado?
A lo anterior se suma los desafortunados personajes “cómicos” que los colombianos han celebrado y que, personalmente considero, son expresiones del racismo que se niega a decir su nombre. Me refiero a la caricaturas “La Negra Nieves” de Consuelo lagos; a los personajes que se reproducen en Sábados Felices, el “Negrito del arbolito” del descontinuado show Operación Ja ja,“El Negro Micolta” y “La Negra Colombia” de los siameses; y, por otro lado, “Emilio y Belarmina” de Martin de Francisco y Santiago Moure de producción en Youtube, y la nueva producción de Dago García llamada el “Coco”. En estos personajes y caricaturas, el racismo adquiere nuevos rostros y viejas formas como el Black face. Primero, son blancos-mestizos quienes los crearon. Blancos-mestizos que se creen con el derecho de pintarse la cara de negro y ridiculizar a los negros porque tuvo o se crio con amigos negros, como si lo anterior lo librara de ser un racista. Segundo, hay un marcado énfasis en el color de la piel negra. Ya no es sólo pronunciarlo en el lenguaje, sino también en graficarlo y representarlo. El color negro que se proyecta en estos personajes y caricatura es mucho más oscuro que el de una persona negra real. Para el caso de La Negra Nieves, su nombre contrasta con su color de piel: “A mí me dejaron en obra negra” dice Nieves en uno de sus representaciones. Aunado a esto, hay una exageración marcada en los atributos físicos como la cola y bustos de la negra nieves que hipersexualiza a las mujeres negras; los labios son super gruesos y en la nariz ñata. Tercero, el acento, pronunciación y habla del idioma español que estos personajes reproducen proponen que estas comunidades son analfabetas y mal habladas. Utilizan un dialecto en donde se comen y son mal pronunciadas las palabras, y con un acento particular y extraño. Por ejemplo, en la Negra Nieves, su novio no se llama Héctor sino Hétor. Cuarto, el comportamiento. Por lo regular estos personajes reproducen representaciones donde los negros son tontos, estúpidos y dicen cosas sin sentido. Por ejemplo, en una de las caricaturas de la Negra Nieves dice: “aquí les traigo el trago con piedras porque no encontré rocas”, o “Nieves te regalo este perfumito, ahora ya no tienes que estar comiéndote las flores de los floreros.
Los colombianos ven lo anterior como un chiste y expresiones del humor colombiano. Lo que la ideología de la negación del racismo no les permite reconocer es que estos “chistes” están contenido de racismo; un racismo que presenta a las comunidad negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras como primitivos, que no saben hablar y comportarse; que dicen estupideces; y que carecen de capacidades intelectuales. Cuando se ríen no lo hacen sólo del chiste, terminan aprobando y disfrutando de todo el contenido racista que en ellos se reproduce. Mientras los colombianos expresan que el racismo es una cosa de otro país o que no existe en Colombia, lo evocan, lo reviven, lo disfrutan y lo admiran cada vez que prenden el televisor y ven programas y novelas que reproducen estereotipos como los anteriormente descritos. Entonces, ¿la libertad de expresión debe estar por encima del avance hacia una sociedad libre de racismo y de racistas? ¿Son los humoristas tan poco creativos que solo son capaces de hacer reír utilizando viejas y nuevas formas del racismo estereotipado? ¿Son tan ignorantes y racistas los colombianos que no son capaces de comprender el racismo a la colombiana? Creemos que es hora de despertar, vernos a nosotros mismos y librarnos de las ataduras coloniales que negamos, pero que diariamente practicamos en nuestro país.