A donde fueres haz lo que vieres. Si por las normas del uso corriente nos guiáramos, entonces algunos pocos —pero testarudos— amigos míos y yo misma tendríamos que corregirnos la simpleza con que hablamos español. Cuando dije que detestaba la palabra “inmanente” en una red social, apareció un torrente de expresiones novísimas que a muchos les gustan, pero para las que otros tantos tendremos que hacer un fuerte ejercicio de adaptación reeducativa.
Lápiz y papel, entonces, y atención a la tarea para esta semana, porque hay que hacer planas y practicar:
- Ya no se dice “en el interior”. Nada de que “en el interior de la empresa hay personal calificado”. Se dice, sin más, “al interior”: al interior del edificio, del gobierno, de la Iglesia, de lo que sea. Miren al interior de sus conciencias idiomáticas y reflexionen.
- No se abren las cuentas bancarias y próximamente tampoco se abrirán las puertas. Ahora se “aperturan” las cosas y hay que aperturar la mente para empezar a hablar como Dios manda.
- Nada de “vivir”, ni “experimentar”. Si usted va a hacer deportes extremos, o si es amigo de los retiros espirituales, entonces prepárese para “vivenciar” y “experienciar” el vértigo y la iluminación.
- No hay “después” que valga. Se dice “luego”. Y como son sinónimos y les funciona la ley conmutativa, uno podría convertir la famosa frase de Descartes en “Pienso, después existo”. Así también, se usan al revés y sin pagar impuestos, por ejemplo en: voy al mercado, luego a la casa.
- Las palabras escritas ya no son legibles, ni tienen un índice que lo indique. Si usted quiere que sus textos lleguen lejos, preocúpese por su nivel de “lecturabilidad”. (Y si descubre qué es eso yo estaré muy agradecida con sus comentarios).
- No se refiera más a nada. Olvídese de “referir” algo. El asunto ahora es “referenciar”.
- No le “ayude” a nadie. Aquí, en el país del corporativismo callejero, se “colabora”.
- Y no muestre ni demuestre nada. “Evidencie”, que así es como ahora se indican con rigor las cosas.
- No importa si algo funciona, es en la “performancia” en donde está el asunto. Los gerentes importantes hacen negocios que performan.
- Como las comunicaciones escritas hoy en día son ultrainmediatas, atrás quedaron las fórmulas de saludo “Querida tía” o “Respetado señor”. Si va a comunicarse por correo electrónico escriba “Buenos días” (o tardes, o noches), tal como suele expresarse en el ascensor o el corredor de la oficina. Este punto es delicado, cómo no, porque, como dicen las señoras “un saludo no se le niega a nadie”.
No sé, querido lector, cómo le sienten a usted estas anotaciones. Por mi parte, estoy aperturada a colaborar con la performancia de la lecturabilidad de mis columnas, para evidenciar luego que si existe algo como el crecimiento personal, es aquel que proviene de vivenciar el aprendizaje al interior de uno mismo.
