Pareciera que constantemente estuviéramos esperando en el portillo de nuestras casas o viendo a través de las ventanas hacia el cielo preguntándonos: ¿esto cuándo va a terminar? Pero por más que suceden cosas, la broma insiste en no acabar. El hombre sigue firme a pesar de que muchos crean que está en peligro de extinción.
Recientemente han aumentado los casos de viralización no del COVID-19 sino de contenidos de todo tipo, memes de personas en cuarentena, teorías de complot sionistas sobre si es o no una guerra química, información sobre desmantelamientos de corrupción, ataques políticos, lo que nos depara el futuro próximo en materia de economía y hasta meteoritos; en fin, una alud de contenidos que nos plantean escenarios tan reales como aburridos para el final de nuestra especie.
Entre tantos, llama especial atención los videos que muestran una supuesta grabación de la ISS (Estación Espacial Internacional) en la que se ve una flota de OVNIS (Objetos Voladores No Identificados) paseando por la atmósfera terrestre en tiempos de coronavirus, claramente con ellos no va el #QuédateEnCasa. ¿Seremos invadidos o las luces que aparecen no son flotas espaciales sino simplemente flotas marítimas con lucecitas sin extinguir en la noche como la esperanza humana? No lo sabemos del todo y a esto se le suma el extraño fenómeno de los cielomotos, sonidos provenientes del cielo que parecieran las proféticas trompetas del apocalipsis bíblico.
Lejos de la ficción hollywoodense, en la que vemos una guerra interplanetaria contra una vida inteligente de otro planeta o la lucha con una inteligencia artificial por controlar el planeta, una vida no muy inteligente, más bien bruta, ha puesto en jaque a toda la humanidad y eso no lo podemos permitir como especie. Ese no era el final que esperábamos.
El hombre acostumbrado a tener todo bajo su control ahora pierde hasta el de su respiración a causa de un diminuto ser de escasos 50 nm. Ni los Montesco ni los Capuleto lograron, como este virus, distanciar hasta los más apasionados amantes e irónicamente unir a la sociedad sin distinción de clases, talla, peso o color. ¿Hay un plan maestro para unirnos en torno a un enemigo común? Tal parece que si alguien era el dueño del balón, lo ha dejado de ser. O tal vez las cosas se le han escapado de las manos, que es bueno cada tanto lavarlas. Ahora todos somos responsables de la conservación de nuestra especie desde nuestro propio lugar en el mundo.
Los hechos hablan. Sí, es verdad que hay un gran caos, pero también que, como nunca, se eleva el espíritu humano, el servicio, lo que llaman don de gente. Fuera de la agenda de algunos pocos, hay muchos sumándose para que sea esta la excusa perfecta para un cambio, para levantarnos una mañana y decir que en el 2020 se acabó el mundo tal como lo conocíamos, pero que sobrevivimos, que lo logramos y que seguimos aquí (como el Voyager II), enviando un mensaje a quien corresponda de que vamos a hacer de nuestro planeta un lugar mejor no solo para nosotros sino para todas las especies que en él habitan, ya que no solo compartimos con ellas el espacio sino también el peligro de extinción. Así que sea lo que sea que venga en curso, sean OVNIS o algo más, que esperen, que volveremos a tomar el timón, porque este no es el final que estábamos esperando.