Los pasados 29 de mayo y 2 de junio, la ministra de Educación, María Victoria Angulo, firmó las directivas 011 [i] y 012, respectivamente, que presentan el marco general para el regreso a clases de los estudiantes de colegios oficiales (públicos) y no oficiales (privados). La Federación Nacional de Directivos Docentes de Colombia (FENDIDOC) [ii], la Federación Colombiana de Educadores (FECODE), la Confederación Nacional de Padres de Familia y algunos rectores elevaron su voz de protesta por su preocupación ante el retorno a clases, en términos generales, porque no hay condiciones para hacerlo.
La directiva 012, “orientaciones adicionales a establecimientos educativos no oficiales para la prestación del servicio educativo en los niveles de educación inicial, preescolar, básica y media, en el marco de la emergencia sanitaria por el COVID-19”, establece las adaptaciones de las instituciones no oficiales (con y sin cobertura) respecto al calendario académico, orientando, por una parte, la extensión de la prestación del servicio educativo hasta el día 31 de julio, tiempo en que las instituciones deberán continuar con el proceso de revisión, ajustes y adaptación del currículo flexible [iii]; por otra parte, las condiciones para el retorno progresivo a clases, sobre las cuales se enfocará esta columna.
El retorno a clases, como es presentado en la directiva, tiene por lo menos dos errores de fondo. El primero es proponer la alternancia —una especie de pico y cédula para que los estudiantes trabajen en casa y en la escuela— como un invento nacional, lo cual es incorrecto ya que esta estrategia ha sido implementada fuera de nuestras fronteras, siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que se concentran en tres aspectos generales para toda la comunidad educativa: prácticas diarias, distanciamiento social y alumnos o personal enfermo [iv], la directiva, como explicaré, no extrae lecciones de lo vivido en otros países para aplicar el modelo en nuestro territorio.
La OMS hace una serie de preguntas que pueden ser orientadoras y se deben tener en cuenta, pero estas no pueden entenderse como una lista de chequeo que permitirá el retorno o no a clases. ¿Tendrán las instituciones no oficiales los recursos suficientes para adecuarse a las nuevas circunstancias? ¿Cuál es la necesidad de exponer a la comunidad educativa a los encuentros periódicos?
En Francia, por ejemplo, el regreso a clases, estableció que el espacio en el salón debe ser alrededor de 4m² por estudiante, lo que implica que en un salón de 50, puede haber hasta 13 personas. En Colombia, este tipo de aspectos no se han determinado. La Norma Técnica Colombiana (NTC 4595) define seis tipos de ambientes escolares donde se establecen características y dimensiones para las diferentes áreas de una institución educativa. El Ambiente A, que hace referencia a los salones de clases, señala que el espacio por estudiante debe ser entre 1,6m² y 2m² con un número máximo de 40 estudiantes según el nivel escolar. Es indispensable presentar los ajustes que tendrán que hacer las instituciones educativas para la semipresencialidad.
A la pregunta que plantea la OMS “¿Es posible reducir el tamaño de las clases o alternar diaria o semanalmente el uso de las instalaciones por grupos de clase?” [v], algunas instituciones dirán que sí, pero hacen falta un sin número de características que deben establecerse para el regreso a clases, entre las cuales se destacan la actualización y aumento de baterías sanitarias, capacitaciones al personal de las instituciones para desarrollar las prácticas escolares de forma segura, ajustes a las actividades lúdicas y tiempos de descanso, para asegurar el cumplimiento de los ajustes recomendados, entre otras medidas que garanticen la bioseguridad.
Lo más grave de presentar la alternancia como un experimento criollo es que se hace, sin tener en cuenta que 3 días antes, el 29 de mayo, medios internacionales notificaban que en Corea del Sur, cientos de escuelas debieron cerrar tras su reapertura por nuevos brotes y focos de contagio [vi], después de haber planteado rigurosos protocolos de bioseguridad para el retorno [vii], el experimento les duró tan sólo 9 días y tenían condiciones mucho más favorables que las nuestras actualmente, pues según los datos de la Universidad Johns Hopkins, en el momento del retorno a clases, el país asiático, con 51,64 millones de habitantes [viii], registraba 11.110 casos confirmados y 263 decesos, mientras que en Colombia, que tiene 49,5 millones de habitantes [ix], de los cuales, aproximadamente 20 millones pertenecen a la comunidad educativa, se anunció esta directiva, cuando las instituciones educativas no estaban preparadas y el reporte por Covid-19 de ese día, emitido por el Ministerio de Salud señalaba 31.833 casos confirmados y 1009 muertes [x], casi el triple de los casos confirmados y casi cuatro veces la cantidad de muertes que en Corea del Sur.
Situación similar se vivió en Francia, 14 días antes de la expedición de la directiva 012 del MEN, el país europeo anunciaba el cierre de 70 establecimientos educativos por situaciones similares a las expuestas en el caso coreano [xi]. En China, país cuya población estudiantil es 7 veces la población colombiana, la reapertura de escuelas fue gradual y se dio en ciudades donde todas las estrictas medidas de seguridad habían sido tomadas [xii], aun así, por lo menos una provincia entera debió ser cerrada por nuevos brotes del virus [xiii].
¿Están dispuestas las instituciones no oficiales a asumir el costo de ser un foco de contagio? Sabiendo los riesgos del regreso a clases a partir de los ejemplos internacionales, ¿se responsabilizará el gobierno de Iván Duque por esta decisión?
El gobierno de Colombia, en cabeza de Iván Duque, lava sus manos al trasladar sus responsabilidades con la prevención del COVID-19 a las alcaldías, secretarías de Educación (sin recursos suficientes), directivos docentes, docentes, padres de familia y estudiantes. Según la directiva ministerial “las instituciones deben construir, con toda la comunidad educativa nuevas formas de relacionarse para fortalecer los aprendizajes alrededor de la familia”, ¿pero cómo garantizar, enmarcado en las normas y condiciones sanitarias establecidas, que no habrá contagios? Los limitados recursos destinados a educación impiden que el retorno a clases se dé en el mediano plazo, situación similar ocurre en las instituciones de carácter privado, ¿están todas las instituciones no oficiales del país en la capacidad de garantizar la bioseguridad al retornar a clases?
Es irresponsable y peligroso plantear el retorno a clases a partir del 1 de agosto. La directiva fue expedida el 2 de junio y señala que, a partir de la fecha, el MEN tendrá 5 días para enviar los lineamientos a través de los cuáles se establecerán los protocolos de atención del servicio educativo. Las instituciones que son calendario B, en la práctica tendrán menos de dos meses para adaptarse a estos lineamientos, incluido el cierre de año escolar, con todas las implicaciones que esto tiene para docentes y directivos, y en los colegios con calendario A deberán hacerlo sobre la marcha.
La directiva del MEN finaliza reconociendo los enormes esfuerzos que han realizado las instituciones no oficiales, y agrego, sus docentes, en la adecuación del servicio educativo a esta nueva etapa. Llevamos 3 meses practicando un modelo —la virtualidad— que, aunque no es el ideal (en otra columna explicaré por qué), nos permite mantener la relación con nuestros estudiantes, sus familias y las directivas docentes. ¿Cuál es la necesidad de hacer este ensayo? Por supuesto, aún se deben hacer ajustes, habrá que conocer los lineamientos que dirija el MEN a las secretarías de educación, y ojalá que el gobierno revise otros casos internacionales, donde el retorno a clases ha tenido mejor impacto, pero con toda certeza, concuerdo con quienes han elevado su voz de protesta, este no es el momento para la alternancia educativa.
[ii] Comunicado a la opinión pública no. 008 - FENDIDOC
[iv] La receta de la OMS para la vuelta al colegio: un metro entre pupitres, desinfectar a diario y tomar la temperatura.
[v] Consideraciones para las medidas de salud pública relativas a las escuelas en el contexto de la COVID-19.
[vi] Coronavirus: Corea del Sur cierra cientos de escuelas recién abiertas tras nuevos brotes de COVID-19.
[vii] El riguroso protocolo durante el regreso a clases en Corea del Sur
[viii] Censo 2018.
[ix] Censo 2018.
[x] #ReporteCOVID19 - MinSalud
[xi] Por nuevos contagios de coronavirus, Francia cerró 70 colegios
[xii] Los estudiantes chinos vuelven a clase con grandes medidas de seguridad y temor al coronavirus.
[xiii] China: la ciudad de Shulan vuelve al confinamiento por temor a una segunda ola de contagios