En medio del bullicio de Chapinero, en una casa de paredes blancas, marcada con el numero 7-26 de la Calle 54, se esconde silenciosamente un secreto gastronómico de Bogotá. Allí, bajo el letrero que reza "La Suerte" y la imagen de dos gallos disputando un "el hueso apostador, el hueso de La Suerte", tres jóvenes visionarios decidieron en 2018 que el humilde pollo asado merecía una segunda oportunidad y otra manera de ser preparado y servido.
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Cristhian Gómez Cucunubá, Giovany Usgame y Alexander Cruz, sin ser cocineros de formación, se pusieron en la difícil tarea de reinventar un clásico de la cocina colombiana. Y lo lograron.
La idea surgió de una observación sencilla: el pollo, ese plato que está presente en casi todas las mesas del país, había perdido su encanto. Ellos quisieron recuperar el poder del pollo y el amor que las familias le tenían al producto, que se había vuelto básico y sin encanto. La misión que se trazaron fue devolverle al pollo su dignidad perdida.
La respuesta a este desafío vino en forma de una caja de acero inoxidable conocida como "Caja China". Esta caja se convirtió en la aliada perfecto para lograr sus propósitos. Christian, un comunicador social que también se puso el delantal para atender y preparar, lo cuenta fácil: es una caja de acero inoxidable que arriba lleva carbón, algo rústico, pero el producto final es un pollo mucho más fresco, más tierno, más jugoso y bajo en grasa.
La preparación arranca con un adobo de 24 horas, con la que el pollo absorbe una mezcla de especias que realzan su sabor natural. Luego, se introduce en la Caja China y allí empieza la segunda parte de la magia. Es una cocción lenta de dos horas que garantiza una carne jugosa más una piel doradita y crujiente. El método, aunque desafiante, permite que incluso la pechuga, esa parte del pollo que muchos evitan por su sequedad, se transforme en un bocado tierno y sabroso.
Al final lo bañan con salsas a elección del comensal. Tienen tres: chimichurri, miel mostaza y cerveza. Las dos últimas son las más apetecidas. Estos tres completos terminan por hacer del pollo de La Suerte una experiencia en cualquier paladar.
Y así se convirtieron en el mejor pollo asado de Bogotá
La Suerte no solo se conformó con reinventar el pollo. Sin saber por qué, ni qué los llevó a creer que podían ganar, participaron en el Festival del Pollo organizado por Fenavi en 2022. Se metieron a la categoría de restaurantes. Y se enfrentaron con restaurantes de alta cocina que llevaban muchos años preparando pollo asado.
Su propuesta conquistó al jurado, que no eran nadie más ni nadie menos que Leonor Espinosa, Koldo Miranda y Juan Manuel Barrientos, tres grandes de la cocina. Ganaron. Se llevaron el título de el "Pollo de Oro". Los tres socios lo asumieron como una oportunidad para darse a conocer y para crecer. Un reconocimiento que no solo validó su esfuerzo, sino que también los puso en el mapa a un restaurante que, desde su apertura, ha buscado ofrecer una experiencia auténtica y exquisita.