Desde el año 1932 existe un terreno exclusivo para el cementerio de judíos en Bogotá, este lugar se encuentra rodeado de talleres en el barrio Inglés. Se creó porque los judíos emigrantes que llegaban a la ciudad en la época compraron un terreno para enterrar a sus muertos.
En consecuencia de la inestabilidad política y económica de Europa, causada por la primera y la segunda guerra mundial y la ola antisemita desatada por Hitler se desató la mayor inmigración de judíos a Bogotá, aunque no en la misma cantidad que a Buenos Aires y Nueva York.
Este cementerio cuya construcción fue aprobada por el Concejo municipal el 9 de mayo de 1932, en los lotes 3 y 4 de la manzana 90 de la urbanización Santa Lucía, tiene una entrada con un gran portón construido en ladrillo oscuro, al que le sigue una inmensa puerta con dos estrellas de David.
Además en su interior se encuentran 892 tumbas diferentes, distribuidas a lo largo de la extensión del lote. Las tumbas más antiguas allí construidas son las de José Berger, Efraín Merson y la de Eva Brill de Lubelchinch. Además en el centro del terreno se encuentra un monumento al holocausto, construido en honor a las víctimas judías asesinadas por los nazis durante la segunda guerra mundial.
El 30 de julio de 1998, el Ministerio de Cultura lo declaró bien de interés cultural del ámbito nacional. Es llamado también el cementerio de los polacos, por parte de los antiguos habitantes del sector y es propiedad del Centro Israelita de Bogotá. Quienes lo protegen y lo mantienen en buen estado.
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