Entonces Quinto Guerra que con vínculos innegables con la casa Blel, que tiene su máximo líder condenado por parapolítica, vuelve al ruedo para ser alcalde de Cartagena.
Para refrescar la memoria de todos, su campaña en las pasadas elecciones unió fuerzas con la de Rosario Magdalena (la que bailaba champeta y lo señalaba a él como un corrupto) y solo un par de meses después de las elecciones fue detenida en Santa Marta como resultado de una investigación por el desvió de 27 mil millones de pesos que giró el gobierno a un hospital que ella administraba.
No encuentro necesario hablar más sobre sus allegados, pues considero suficiente ese par de datos para que la gente vea que no está rodeado de las mejores compañías y ya tenemos suficiente de personas así en la alcaldía de Cartagena, la que tristemente tiene los dirigentes que merece por la pobreza cultural y el poco civismo que tiene un gran número de sus habitantes.
Porque los mayores culpables son los que se quedan en casa, por desentendidos, por flojera o incluso por picarselas de eruditos, permitiendo que los que prostituyen su voluntad por unos pesos al momento de votar sean los que determinen el futuro de la ciudad.
Y aunque Colombia es la mayor plaza de eventos sobrenaturales políticos de la región, nunca me deja de sorprender lo ciego y desmemoriado del cartagenero, que a diferencia de las demás ciudades del país que cambia de administración cada 4 años, nosotros en la heroica del 2012 hasta hoy llevamos 8 alcaldes y vamos para el noveno el próximo mayo. A estas alturas deberíamos ser todos unos expertos en el arte de identificar a los corruptos, pero no, nada que aprendemos.
Para terminar, invito este 6 de mayo a que todos salgan a votar, pero les imploro que lo hagan a conciencia…