“Eso era un potrero, y ahora véalo, hermoso.”
Sonia trabaja en la huerta del barrio El Faro. Sonríe fácilmente, es fuerte y dulce en iguales proporciones. Recuerda que la primera imagen que tuvo del proyecto fue “cuando la máquina vino y de una loma hizo un llano. Eso era un potrero, y ahora véalo, hermoso.”
Sonia hace parte del proyecto de huertas urbanas que adelanta Salva Terra, la empresa de David Villegas y sus hermanos con quien llegamos a El Faro, barrio ubicado en los límites más altos de la ladera de Medellín, habitado en un 72% por población desplazada.
Sonia es parte de esta población y el proyecto de la huerta ha hecho posible que ella garantice el cuidado alimenticio de sus tres hijos: “Antes no tenía sino el grano para darles (a sus hijos), pero ahora tengo la cebolla huevo, el puerro, la lechuga, el coliflor, el brócoli, el chócolo. Venimos a la huerta y cosechamos.”