He leído algo muy rápidamente sobre el Sacro Imperio Romano Germánico y la monarquía española del Renacimiento buscando datos en apoyo de la tesis de que lo que tenemos hoy en Colombia es muy parecido a esas dos arquitecturas sociopolíticas. Por lo pronto tenemos algo: la nobleza (aristocracia), que fue decisivo en el Sacro Imperio y en la España del los siglos XV y XVI.
Con rasgos de casta, con privilegios y prebendas y fuero especial, no se aplica a sus miembros por ejemplo el mismo procedimiento: sus versiones a pedido de los fiscales son por Skype, desde lejano sitios, cuando los mismos fiscales no se trasladan al otro lado del globo para escucharlos. Se asemejan a las aristocracias antiguas en su organización en torno a caudillos politico-militares, no otra cosa son los personajes del Caribe en cuyas humanidades se concentra tal escala de poder y de patrimonio que recuerdan a duques y barones.
Son aristocracia con poder militar -en Colombia el Estado no detenta el monopolio de las armas ni de la fuerza-, por tanto representan para sus aliados-vasallos la garantía de seguridad y protección. Y de negocios. También tienen como sus antecesores de la Edad Media y del renacimiento el patronato de las artes y las letras, de las universidades y el teatro. En el Caribe, un clan aristocrático instrumentaliza el patronato de la música popular en una de las regiones con más acusados rasgos medievales o sacroimperiales, y en otra región presuntamente más moderna, la familia hegémonica apoya a los escritores, dedica presupuestos a la cultura popular y letrada, a museos, como lo hicieron los emperadores germánicos sin los cuales no existirían ni Calderón de la Barca, ni Durero, ni Tiziano, ni la Capilla Sixtina.
Como en aquellos antiguos regímenes algunas facciones se disputan el mando de esa gran red de negocios y de cultura, y el Presidente es simplemente un mayordomo que elijen entre ellos de la misma forma como era nominado un emperador por un consejo de aristócratas regionales en el Sacro Imperio Romano Germánico. De estos poderosos dependen desde el vendedor de piña en el andén hasta el rector de la universidad, desde el mayorista de yuca y plátano y el minorista de gasolina ilegal hasta el cantante vallenato, desde el crítico de cine hasta el divo de la pintura regional. Fuera de sus estructuras de lealtades, favores y alianzas nada es factible. Fue una cosa que al aprenderla sin muchos rodeos Tiziano, Calderón de la Barca y Durero les permitió construir las condiciones para realizar su obra, lo digo sólo como rasgo pintoresco de estas arquitecturas socio-políticas.
Según mi tesis, son las condiciones en que vivimos hoy, y sugieren muchas investigaciones y teorías. Desde la cima de su poder político y económico hasta el humilde suelo en donde medra el tendero de barrio y el cobrador de deudas y el maestro de primaria descienden peldaño tras peldaño los numerosos pisos del poder en cada uno de los cuales ejerce un comisionista del poder, el personaje con el cual debes tratar, dependiendo de lo que te propongas hacer. Bienvenidos a la edad media. El consuelo es que a la cultura, las letras, la filosofía no les pasa nada, todas tres fueron saludables y dinámicas en la edad media y el Renacimiento, todos esos pintores, la arquitectura, Cervantes, Lope de Vega, Mateo Alemán, Tirso de Molina, Shakespeare, Rabelais, Dante, Macchiavelllo, Bocaccio, Tomás de Aquino...y...Durero oh Durero y El Bosco!