En la nota ciudadana que aparece titulada: "Cuando la policía mataba a muchachos sólo por estudiar en universidad pública" se puede ver una tendencia que ha sido cada vez más notoria en la forma como se redactan piezas supuestamente informativas en la mayoría de medios de comunicación, bien sea porque los títulos son lo único que leen muchos de los colombianos y se conforman con la verdad a medias o la falacia que se esconde tras ellos, o porque esto permite que los lectores sean expuestos a la publicidad de quienes patrocinan los medios de comunicación.
Al leer la nota ciudadana, me llamó la atención básicamente porque fui simpatizante de la izquierda en mi época de estudiante de 1o. y 2o. semestre de Ingeniería Industrial en la Universidad Distrital Francisco José de Caldas y luego cuando cursé toda la carrera de Administración Pública en la ESAP, ambas instituciones de carácter público, en una época muy cercana a la de los hechos narrados en la nota en referencia.
Sin embargo, de su lectura cuidadosa se puede concluir válidamente solo dos corolarios de los tres que se exponen allí, uno de ellos es el hecho innegable de que, sobretodo en esa época de los 90 sí se presentaron hechos que involucran a las fuerzas armadas en la comisión de delitos contra la humanidad y la segunda es también la triste realidad de nuestra imperfecta justicia que permite un altísimo nivel de impunidad para aquellos que tienen el poder político y económico suficiente para corromper a los funcionarios de la justicia.
Sin embargo, tanto la tercera conclusión como el mismo título de la nota ciudadana a la que me refiero son falacias absurdas, pues quienes fuimos estudiantes de universidades públicas en esa época teníamos claro que no había tal estigma contra los estudiantes de estas universidades por el simple hecho de estudiar, pues aquellos a quienes la policía, y más específicamente la Dijín, les montó el seguimiento solo a los estudiantes que lideraban las protestas y los actos de vandalismo que ya eran frecuentes en la cotidianidad de las universidades públicas.
Es importante que los medios de comunicación modifiquen esta deplorable práctica de seguir colocando títulos engañosos a sus piezas informativas, si se quiere recuperar la imagen y su verdadero papel como proveedores de información veraz.
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