Sin pretender minimizar los impactos perniciosos de la pandemia que estamos actualmente experimentando —generada a partir de un potente virus conocido como COVID-19—, con sus acciones y resultados sobre la población humana, lo que sí cuestiono es la actitud casi inmoral en la que ha caído la mayoría de la humanidad al reunirse y abroquelarse de manera general, asumiendo medidas que ante otro tipo de problemas no se han querido utilizar ni realizado antes.
Me estoy refiriendo a las pandemias morales y sociales, que provocan el hambre, la desnutrición, las injusticias, las inequidades económicas y también las guerras, ante las cuales si se asumieran comportamientos y actitudes similares a las que se vienen tomando para enfrentar las consecuencias que ocasiona el coronavirus, lo más probable sería que sus resultados no serían tan grandes ni tan graves, siendo que en la cruda y dura realidad sus efectos y sus impactos son mucho más nefastos que los que viene ocasionando el virus de la pandemia actual.
Entonces la pregunta que nace es: ¿por qué no se actúa de manera similar para enfrentar esas aberraciones humanas, que producen muchos más muertos al día, que las que está ocasionando el virus de marras?, ¿qué hace que ante un problema se actúe de una manera tan unida y contra los otros males humanos se proceda de forma tan indiferente?
Es esencial que de la actual coyuntura y experiencia que estamos viviendo como humanidad surja un comportamiento de hermandad, nuevo y diferente, con más compromisos sociales a favor de otros seres humanos y de otras especies que en sus cotidianidades se están enfrentando a realidades muy duras, donde las limitaciones físicas, económicas y mentales los están llevando a situaciones de una violencia sin par, por el hambre y la desnutrición que padecen, por la violencia que sufren constantemente y a diario, por las enfermedades que tienen, por la indiferencia y el rechazo con que son tratados.
De allí que manifieste que estamos a puertas de un momento único y especial, para que con él podamos producir los cambios que permitan a la humanidad y al planeta en general comenzar a recorrer otros caminos y generar sobre la Tierra otros resultados sociales, económicos, ecológicos y ambientales, que hagan renacer la esperanza, la psicológica y real, la que permita hacer desaparecer la desilusión que tenemos ante un probable futuro oscuro y sin sentido. Estamos al frente de un instante propicio, que si no lo tomamos y lo utilizamos, nos vamos a arrepentir y a sufrir muy pronto sus consecuencias, teniendo todos la certeza que esas consecuencias van a ser mucho más mortales que las que nos está ocasionando el cuestionado virus.