En videoconferencia y con la participación de más de 100 líderes/lideresas sindicales del sector financiero, y líderes/lideresas de otros sectores sociales y populares colombianos residentes tanto al interior como en el exterior de Colombia, el senador Iván Cepeda fue objeto de un homenaje, donde aprovechó la invitación para exponer lo que a su juicio son los hechos más relevantes de la coyuntura política colombiana.
“Me siento muy emocionado y reconocido por tantas expresiones de afecto, de apoyo, de solidaridad, las que interpreto que no son solamente para mí, sino también para toda la gente que me ha acompañado durante todo este tiempo, a mi familia que también soporta inmensas presiones, mi hermana, mi esposa, mis colaboradores, mis abogados del Colectivo José Alvear Restrepo y para las víctimas. Es un reconocimiento que ustedes me hacen pero que se lo están haciendo también a todas estas personas, porque, ante todo, esto es un trabajo colectivo y me debo a la gente que me acompaña”, expresó el senador, visiblemente conmovido.
En el curso inédito de la actual coyuntura colombiana se viene observando una escalada reaccionaria que deja a su paso una oleada de masacres, de asesinatos a líderes y lideresas sociales en los territorios, de brutalidad policial en las urbes. Desde amplios sectores del campo popular se viene denunciando que Colombia avanza hacia el fascismo. En este sentido, Cepeda manifestó que lo que está ocurriendo en Colombia es que, ante el auge y el avance de las fuerzas progresistas, ante el avance del movimiento popular y social, con sus variadas expresiones, la respuesta es la de un régimen cada vez más dictatorial, cada vez más autoritario, cada vez más sanguinario y, en el plano económico y social, cada vez más promotor de desigualdad, de mayor pobreza y de quiebre social para la población.
Cepeda enfatizó que ante el auge del movimiento social y popular “la respuesta ha sido, por supuesto, la salida más autoritaria, más de derecha, más de extrema. Se ha utilizado la pandemia para producir una inédita concentración del poder en manos del presidente de la república y del sector del partido de gobierno. El Congreso ha sido prácticamente clausurado en su función de control político, no solo por las sesiones virtuales, sino también por 'las toneladas de mermelada'* que ha invertido este gobierno, para comprar la voluntad de los sectores políticos que tenían cierta independencia al comienzo de este cuatrienio. Es muy evidente el control de la Fiscalía, de la Procuraduría, de la Contraloría, y ahora se pretende también someter a la Corte Suprema de Justicia, y por supuesto, es evidente el creciente rol de sepultar la protesta social con la respuesta más cruenta y más violenta que hayamos visto en la historia reciente del país”.
Así mismo, denunció Cepeda que “lo que hemos visto recientemente el 9 y 10 de septiembre de 2020, esa salida a la calle de la policía a dispararle a la multitud no ha sido de ninguna manera un hecho nuevo, sino el resultado de lo que se ha venido incubando, incluidas las masacres en muchos territorios, el asesinato del liderazgo social. También lo es, la posición de este gobierno cada vez más postrado, cada vez más abyecto, cada vez más sumiso al gobierno de los EE. UU, que abrió la posibilidad de la intervención militar en Colombia de tropas de EE. UU,, como no se había visto hace mucho. Una posición tan obsecuente con el gobierno de Trump, incluso al punto de estar haciéndole campaña para su reelección en noviembre, pero también la agresión contra Cuba, contra Venezuela”.
Colombia vive un momento particular, que puede determinar que su historia se parta en dos, porque como respuesta a la represión social, el país avanza decidido hacia un cambio político de nuevo signo. El senador Cepeda resaltó que se observa la emergencia de nuevos sectores sociales en la movilización social, cortada abruptamente por la pandemia, pero que ha venido en crecimiento en los últimos años. Manifestó que la protesta actual no solamente moviliza a los sectores tradicionales, indígenas, estudiantes, trabajadores y trabajadoras, movimiento feminista, campesinos, etc., sino también lo que denominó “las nuevas ciudadanías”, representadas en jóvenes que salen a las calles a exigir sus derechos, como lo ocurrido el 21 de noviembre, 2019, que tuvo una onda expansiva durante varias semanas y con movilizaciones muy significativas.
El auge de la movilización social actual, en la opinión de Cepeda, tiene varias explicaciones. El senador manifestó que el acuerdo de paz con las Farc, firmado en 2016, a pesar de su pobre implementación, tiene consecuencias políticas, y ha despertado un efecto democrático en la sociedad colombiana. Resaltó, por ejemplo, los resultados electorales inéditos, fruto de los cuales surgió una bancada numerosa y calificada en el Congreso de la Republica que actúa de una manera convergente. Explicó que “puede haber muchos problemas entre las fuerzas políticas que estamos ahí, pero la bancada alternativa en el Congreso, junto a nuevos aliados que hemos hecho, ha venido trabajando de manera conjunta”.
Cepeda igualmente resaltó el surgimiento de alcaldías y gobernaciones alternativas, como las de Bogotá, Medellín, Cali, Cartagena, Santa Marta, Villavicencio y la gobernación del departamento del Magdalena, así como la movilización de la conciencia de la población, manifestada en una votación de más de ocho millones de personas, en apoyo a la candidatura presidencial de Gustavo Petro y Angela María Robledo, en el 2018.
El senador Cepeda, que ha sido reconocido como víctima en el proceso judicial que se sigue contra el expresidente Álvaro Uribe, actualmente bajo medida de detención preventiva, fue enfático en manifestar el debilitamiento de la hegemonía uribista en Colombia y expresó dos razones de su argumentación. En primer lugar, que el partido Centro Democrático, máxima expresión de la extrema-derecha colombiana, se mueve alrededor del caudillo Álvaro Uribe Vélez y como consecuencia: “…Si al caudillo le va mal tiembla toda la estructura. Y le está yendo mal. No se necesita ilustrar mucho ese asunto, pero independientemente de cómo se vaya a desarrollar el proceso judicial en curso, ya tiene un efecto político y es que Uribe ha tenido una derrota política importante. Ha tenido que renunciar al Senado para poder buscar un juez más benigno, según cree él. Pero resulta claro que en Colombia estos procesos judiciales no son sencillos. Cada asunto es una lucha. Cada proceso es un trámite complejo. El Uribismo se ha equivocado pensando en un trámite judicial rápido y expedito, es una lucha larga y desgastante para él y su entorno político. Nosotros tenemos toda la paciencia, estamos acostumbrados a una lucha larga, perseverante, a recibir toda clase de campañas de descrédito, de amenazas, de presiones, pero el desgaste corre por cuenta de ellos. La opinión pública está viendo eso. Está viendo como ese inmenso poder se vuelca para intentar atemorizar a los jueces, a las víctimas en el proceso, y eso tiene un efecto político”.
La segunda manifestación del ocaso, del debilitamiento del uribismo, en opinión del senador Cepeda, es el propio gobierno del actual presidente Iván Duque, proveniente de las huestes uribistas, y en las que incluso a su interior, también se han escuchado expresiones críticas a su gobierno. Iván Cepeda exteriorizó en tono jocoso que “…Duque nunca nos decepciona. Siempre elige la peor de todas las alternativas. Siempre toma el camino más negativo para la sociedad, para la ciudadanía. Su manejo de la pandemia ha sido desastroso en términos tanto de la emergencia sanitaria, como de la emergencia económica y social. Colombia es uno de los países que peor ha tratado la emergencia, en términos de atención médica, de prevención, de atención al contagio, pero también de los países que más ha tenido resultados, lamentablemente más graves, en materia social y económica. Somos el país con el segundo más alto nivel de desempleo actualmente”.
Cepeda hizo un llamado de alerta a la ciudadanía, ante el peligro que representa la oleada represiva en contra del movimiento social y popular colombiano, indicando que “estamos ante una escalada que hay que llamarla por su nombre: escalada fascista. Nos quieren llevar a un quiebre institucional, que puede tener muchas formas. Por ejemplo, la forma de una constituyente de derechas, puede tener la forma de aplazar las elecciones y decir que por la pandemia o por cualquier circunstancia hay que declarar un estado de conmoción, un estado de sitio, y abusar entonces del poder que ya está suficientemente concentrado, para darle un golpe letal a la Constitución del 91 y a los pocos derechos que aún tenemos vigentes en Colombia. También, emprender acciones violentas contra la oposición, ya no solamente en los territorios, sino en las capitales y a nivel nacional”.
Finalmente, Cepeda advirtió que, ante la arremetida de orden fascista, la única posibilidad que tiene el campo popular en Colombia es levantar una barrera democrática y señaló dos pilares fundamentales en su construcción:
Primero, seguir desarrollando la movilización con propósito, con método, hay que trabajar de una manera sistemática y avanzar en la movilización con estrategia, desligando la protesta social de la violencia. “Lo nuestro es la fuerza pacífica, pero muy decidida y clara de la gente en la calle, en las huelgas, en la paralización del país si es necesario, pero con métodos no violentos. Cuando hay violencia los primeros que se frotan las manos, son el propio gobierno, la ultraderecha que intenta convertir hechos que son aislados, en el centro del asunto” aclaró Cepeda.
Segundo, la construcción de un bloque o pacto histórico amplio, no solamente entre las fuerzas de centro y de izquierda, y que debe superar la tradicional alianza electoral hacia el 2022, y que describió el senador al finalizar su presentación en los siguientes términos: “El Bloque o pacto histórico consiste en esta oportunidad, en no hacer simplemente la tradicional alianza electoral, sino en trabajar por un frente, por una convergencia mucho más ambiciosa, que implica no solamente ganar las elecciones presidenciales del 2022 y ganar mayorías parlamentarias, que es muy importante, sino de tener un proyecto de largo aliento que tenga que ver con alianzas con sectores de clase distintos, y que nos permita tener un programa unificado en torno a los grandes temas de la vida política y social”.
*Metáfora para indicar las cuotas burocráticas que el gobierno del actual presidente colombiano, Iván Duque, ha otorgado en lo corrido de su mandato, a partidos diferentes de su gobierno, como Cambio Radical, Partido de la U y del Partido Conservador, con el ánimo de “aceitar” el apoyo de estas colectividades en el Congreso de la República.