Estallido popular versus reacción molecular desalmada

Estallido popular versus reacción molecular desalmada

"Las mayorías empobrecidas exigen cambiar el rumbo, no basta con retirar la nefasta reforma, se debe iniciar un diálogo sincero con todos los sectores"

Por: Jaime Vargas Ramírez
mayo 18, 2021
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Estallido popular versus reacción molecular desalmada
Foto: Las2orillas / Leonel Cordero

Después de más de un año de pandemia, cuyas consecuencias han sido desastrosas para la gente del común y para pequeños y medianos empresarios, el gobierno uribista de Duque, con premeditada alevosía, presentó al Congreso una reforma tributaria en contra de los sectores medios y populares. Desconociendo las dificultades y padecimientos de las mayorías, intenta, vía impuestos, arrebatarle parte de los exiguos ahorros y mesadas a trabajadores y pensionados, es decir, al caído caerle.

Como una plaga bíblica, el uribismo se ha instalado en esta esquina de América, para llevar a la miseria a miles de compatriotas y enriquecer a unos pocos como los hijos de Uribe. El que se ufana de haberle dado plomo a las Farc, pretende que los colombianos debemos de estar eternamente agradecidos por haber enfrentado la criminalidad y las fechorías de esa organización. Enfrentó a las Farc con las armas del Estado, pero no es el dueño de estas. Diezmó a las Farc, era su obligación constitucional, pero creó las Convivir, génesis del aparato paramilitar que tanto sufrimiento y horror causó a miles de colombianos, igual o más que las Farc. Uribe fue el gobierno de los 6.402 falsos positivos, perseguidor de periodistas, de magistrados de la Corte Suprema y de defensores de los derechos humanos.

Uribe logró colocar en la presidencia a un bobo que no da pie con bola, que no escucha, que no entiende y no atiende, quien producto de su ineptitud y arrogancia, en vez de escuchar y resolver los problemas, militariza al país mientras su jefe ordena disparar contra las protestas y movilizaciones ciudadanas aduciendo una tal revolución molecular, que no es más que la indignación y la protesta social contra la pobreza, el hambre y la miseria producida por el neoliberalismo implementado desde Cesar Gaviria.

Creyó Duque que podía meter una reforma tributaria injusta contra los asalariados, amparado en la pandemia. Qué otra razón habría, después de que él mismo dijo —meses antes— que presentar una reforma tributaria en medio de la pandemia sería suicida. Y sí, tenía razón, le tocó retirarla luego que el bravo pueblo se manifestara en las calles y derrotara la maniobra de quien se dice presidente de todos. Duque no es presidente de todos, representa los intereses de los prestamistas internacionales de la rancia oligarquía criolla y de la mafia.

La gente ha salido a la calle a protestar por no solo por la reforma tributaria, sino por años de injusticia, de desigualdad, de falta de oportunidades y de exclusión, porque no quiere seguir siendo la paganini de la corrupción y el derroche de sus gobernantes. Obedeciendo las órdenes del patrón, anuncia la militarización de las ciudades para repeler el descontento. Si tuviera un poquito de inteligencia política y empatía social, se abriría a un diálogo sincero con el pueblo colombiano.

En doscientos años de república, nuestros presidentes dicen una cosa en campaña y hacen otra cuando son elegidos. Duque no es la excepción, desde antes de la pandemia cuando el Comité Nacional del Paro presentó un pliego de peticiones, Duque, para secarle el bulto a las soluciones, dijo que hablaría con todo el mundo, para dilatar y mamarle gallo a la gente.

La ciudadanía engañada y traicionada sale a la calle a protestar para exigir solución a sus problemas más acuciantes. Problemas originados por un Estado capturado por las élites y corruptos. En medio de la movilización pacífica los vándalos de extrema izquierda y extrema derecha hacen de la suyas y los organismos de inteligencia del Estado promueven la violencia para opacar y desestabilizar las justas reclamaciones. La fórmula se repite gobierno tras gobierno.

Para desconocer la triste realidad de las mayorías empobrecidas, se inventan enemigos internos o externos. Como ya no hay Farc, ahora dicen combatir la “revolución molecular disipida”, según un neo nazi chileno admirador de Pinochet que imparte clases a las fuerzas armadas de Colombia y al uribismo. El enemigo a combatir ya no es el terrorismo armado de la Farc, son los ciudadanos descontentos e indignados que salen a la calle a protestar y a quienes hay que combatir con terrorismo de Estado

Las mayorías empobrecidas de Colombia exigen cambiar el rumbo, no basta con retirar la nefasta reforma, se debe iniciar un diálogo sincero con todos los sectores, existen reclamos nuevos y viejos.

Señor Duque, usted lleva tres años en el cargo y no ha hecho mayor cosa, o como diría Uribe, no le rinde el trabajo, pase a la historia como el digno presidente que no se dejó presionar de los prestamistas internacionales, ni de su partido, escuche la voz de un pueblo que se hunde en la miseria y el desamparo estatal, no pase a la historia como un nuevo matarife que llenó al pueblo de impuestos y de plomo, siguiendo sin chistar las directrices de un neo nazi que se viste de poncho y sombrero.

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