Con el respaldo público de las Naciones Unidas, los gobiernos de Estados Unidos, Noruega, Alemania, Francia, España, la Comunidad Europea, la OEA, Unasur, el Vaticano, la Celac y numerosos países, será firmado el 26 de septiembre en Cartagena, el Acuerdo de Paz entre el gobierno nacional y las Farc.
Es el mejor acuerdo alcanzado, expresó Humberto de la Calle, jefe de la delegación del gobierno que durante cuatro años pacientemente negocio, con presencia de representantes de las Fuerzas Armadas, como el ‘duro’ general y excomandante del Ejército Jorge Mora Rangel, el general Naranjo, de la Policía y otros altos mandos activos encargados de ajustar los detalles para la desmovilización de los cerca de 15 mil, entre guerrilleros y milicianos armados de las Farc.
Es significativo el respaldo del gobierno de los Estados Unidos y la cúpula militar colombiana, teniendo en cuenta que desde su origen y a lo largo de los períodos de varios presidentes, la gran potencia del norte estuvo vinculada activamente en el proceso violencia en Colombia y en la dotación y adiestramiento de las Fuerzas Armadas, especialmente desde el 9 de abril de 1948, cuando el republicano Truman mandaba en la Casa Blanca y fue asesinado el caudillo liberal Jorge Eliecer Gaitán, mientras en Bogotá se reunía la Conferencia Panamericana, con la presencia del general Marshall y estadistas de todo el continente.
Desde entonces, entre los posibles maquinadores del crimen que nunca fue aclarado, los conservadores acusaron a los comunistas, los liberales a los conservadores laureanistas y posteriormente algunos investigadores mencionaron a la recién creada CIA, que temía el ascenso de un gobierno izquierdista en Colombia e iniciaba labores de inteligencia y operaciones encubiertas en momentos en que se declaraba la “guerra fría” entre la ‘cortina de hierro’ encabezada por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS y las democracias occidentales con los Estados Unidos, Inglaterra y Francia, a la cabeza y las labores de espionaje y saboteo a partidos políticos y dirigentes con programas de izquierda, se puso a la orden del día en la CIA, que enfrentaba a la temible KGB, aplicando métodos similares con sus contradictores.
La participación del Batallón Colombia, en la guerra de Corea, 1950-1953, fue enmarcada en el proceso de capacitación del ejército nacional, para enfrentar la guerra irregular, desencadenada en los llanos orientales y otros departamentos andinos del país por las guerrillas de autodefensas liberales constituidas para defenderse de la policía chulavita y los pájaros conservadores. Jóvenes oficiales, cuando iniciaban su carrera militar tuvieron su bautizo de fuego combatiendo a los comunistas chinos y coreanos y al regresar al país, serían los encargados de poner en práctica los conocimientos adquiridos en contraguerrilla y liderar ofensivas famosas como el bombardeo y la toma de Marquetalia, reducto de Tirofijo y las nacientes Farc, a cargo del general Matallana y la ofensiva de Anori, contra el ELN, al mando del general Valencia Tovar, acorralando a los hermanos Vasquez Castaño.
Para entonces, los Estados Unidos que habían tenido que tragarse el sapo del triunfo de la revolución cubana, en el barrio de enfrente y estaban embarcados en la guerra del Vietnam, ya habían acogido la Teoría de la Seguridad Nacional, como política para aplicar en su ‘patio trasero’ y desde la Escuela de las Américas y sus bases en Miami, asumieron la dotación en armamento y formación ideológica y militar de todos los ejércitos del continente, para enfrentar la amenaza comunista que para ellos representaban movimientos sociales y políticos que luchaban por impulsar reformas como la Agraria, Laboral, Educativa y otras reivindicaciones que asociaban al comunismo.
Fue entonces el largo calvario de las dictaduras militares apoyadas en Brasil, Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay, Perú, Ecuador, Nicaragua, Guatemala, Haiti, la invasión a la República Dominicana, Grenada y Panamá y en Colombia, la vigencia del Estado de Sitio, durante décadas como encarnación de una dictadura militar con cara de civil, a lo largo del Frente Nacional.
La caída del muro de Berlín y el desmorone de la URSS marcaron el fin de la guerra fría y el cambio de la geopolítica mundial con los Estados Unidos como única potencia y los intentos de la Unión Europea y la China, para construir un mundo multipolar considerando a naciones emergentes como Brasil, India, Surafrica, Turquia y Rusia como representante sobreviviente del antiguo poder soviético.
Con el Plan Colombia y la lucha contra el Terrorismo desatada por G.W. Bush el 11 de septiembre de 2001, las Fuerzas Armadas recibieron respaldo para arrinconar a las Farc, durante los gobiernos de Uribe y Santos. Obama, entendió que tiempos y políticas cambiaron y apoyó el proceso de paz con las Farc, como antes habían quitado respaldo a dictaduras del Cono sur. Su Secretario de Estado, John Kerry, el 26, en Cartagena lo confirmará.
