El estado colombiano no perdió la guerra, porque ella siempre fue uno de sus mejores negocios. El que perdió fue EL PUEBLO, y en especial el pueblo pobre, que en este ´país tiene rostro indígena, afrocolombiano y campesino.
El estado colombiano jugó a la guerra y le sacó muy buenos réditos económicos. Pero no hablamos de ese estado nacional, sino ese estado corrupto que nos ha gobernado, de los cuales sus abuelos salen sonrientes en los billetes de mayor valor.
Mientras estábamos en guerra pensando en cómo salvarnos de las balas de uno y otro lado, el estado aprovechó para imponer las más injustas líneas económicas. Aquí en este país la salud y la educación se compran, y de hecho son dos de los mejores negocios que pueden existir.
La mejor forma de salvarnos de la guerra fue el “sálvese quien pueda”, cada uno por su lado. De hecho los pueblos que optaron por hacer resistencia en grupo fueron los que sufrieron más represalias como San José de Apartado.
Todo lo que significara gastos para el estado, él lo volvió negocio, pero negocio para unos particulares; o mejor dicho para sus propios particulares. La vivienda es una de las muestras más fehacientes, porque si usted quiere casa le ‘toca’ pasar por el sistema bancario, y usted no puede estar en desacuerdo con los intereses y los sistemas de financiación. El estado dice darle un subsidio, pero al usted sacar la cuenta de sus cuotas se dará cuenta que terminará pagando ese mismo subsidio y con creses.
Al estado no le bastó con despojar a los campesinos de sus parcelas. Por si fuera poco redujo la producción nacional de empresas tan prosperas como el calzado y la ropa. Para nadie es un secreto que gran parte de las prendas que utilizamos bien del sudeste asiático.
Nos alegra que ya dejemos atrás el tiempo de la guerra, y que seamos un país normal… pero entre comillas. Porque aquí lo normal es terrorífico, aterrador. El sistema de pensiones por ejemplo, se vale del trabajo de las gentes para hacer sus ganancias. Es terriblemente injusto que las personas empiecen a pagar pensión en avanzada edad, pues están condenadas a morir en el intento.
Las clases políticas juegan dominó con la vida de los pobres. Tan corrupto es el sistema político que lo más normal es que un criminal llegue a ocupar un puesto público. Lo anormal aquí es que las cosas se hagan bien. La mayoría anda con un tropel de guardaespaldas a su lado; ¿Será que las FARC, el ELN y los paras los quieren matar a todos? ¿O no será que la mayoría saben que están en ese juego de “todos contra todos.”
¿Hasta cuándo Colombia se va a cansar de esos “buenos muchachos”? ¿Cuándo pararemos esta espiral que tan solo necesita un voto consiente? Necesitamos desaparecer ese estado corrupto, el que nos ha ganado todas las batallas.
@alejaandro20