¿Estará dormida? Después me di cuenta de que estaba muerta. Quieta como las estatuas. Adornaba la montaña por la que esa mañana yo descendía en bicicleta. ¿De qué murió? No sé. De sed, quizás. O de soledad. Seguro sus dueños murieron y dejaron la casa sola, los perros y los gatos. Es posible morir de soledad. Los animales entienden eso de la soledad. No fue posible que nadie viniera por su leche para hacer el queso. Los vecinos están lejos. Su destino, tanto de dueños, vecinos y vacas, como el de todos es la muerte. Una estatua bella. Las vacas pueden ser obras de arte, la textura única del cuero, del latín corium. El cromatismo. Los degradados. Una obra en sonidos: sus mugidos. Una vaca muerta es un performance para documentar con la cámara e ir registrando cuando van dejando solo los huesos los gallinazos que la devoran. Sus rostros frágiles invitan a acariciarlas, a la contemplación. La pintura de sus cueros con tantas formas abstractas y degradados que se trasmiten en sus crías, muchas veces se mezclan los colores guardados como en una paleta en su genética y crean otras mixturas. No hay dolientes. ¿Quién le da sepultura? Llegarán los gallinazos a despedazar la estatua, como se despedazan las estatuas en la ciudad, no por aves de rapiña, sino por humanos de rapiña. Humanos de rapiña: dícese de humanos con forma de humanos y con comportamientos de gallinazos. Llegará un político y robará esta carne y la donará a un barrio marginado y excluido donde los niños salen de su casa a inventar futuro y a sobrevivir el presente. Así hallará votos para la siguiente elección. Quizás la mataron para robársela, eso pasa en el campo muy seguido y seguro pillaron a los ladrones… y escaparon. O se fueron los dueños a perseguir a quienes la mataron y la iban a robar. Murió por la falta de programas serios para los campesinos sin oportunidades económicas en la montaña, quienes se van a trabajar a los pueblos y ciudades aledañas, a hacer lo que no saben. Ellos lo que mejor hacen es cuidar la tierra y que la tierra alimente los animales. Hablarle a la tierra, cantarle. Pintarla con cultivos de moras y de papa. Murió porque en la montaña se han instalado con ahínco los paramilitares y, esos llegan a imponer el miedo, a desplazar la gente que se va y no alcanza a empacar las gallinas y las vacas. O pasé tarde y antes había llegado una pica que clavaron en su frente y se desplomó para abrirla, rajarla y alimentar a esta sociedad carnívora que no aprende de virus ni de pandemias.
Esta sociedad carnívora que no aprende de virus ni de pandemias
¿Estará dormida? Después me di cuenta de que estaba muerta. Adornaba la montaña por la que esa mañana yo descendía en bicicleta. ¿De qué murió?
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