Se llama “Estimados señores”, dirigida por Patricia Castañeda. Es cine colombiano. Acaba de salir. Hay que verla.
Sentí mucha felicidad al verla. Esta película me aportó conocimientos de la historia de mi país, me dio el gusto que da el buen cine y, sobre todo, ayudó a transmitirme la sobredosis de dignidad que necesitamos los colombianos, en estos momentos, para salir adelante.
Venía de una semana que me había dolido particularmente. Todo el episodio de la designación de ese señor Mendoza en la embajada en Tailandia fue muy insultante para toda la sociedad. Eso de ver al presidente de su país haciendo gala pública de sus degeneraciones, queriendo camuflar las conductas personales más degradadas detrás de palabras como “libertario” o “progresismo” es muy ofensivo. Es como si, además de todo, la desalmada abuela de la cándida Eréndira hubiese llegado a alcaldesa de Macondo.
Pero de lo que se trata en esta columna es de contarles que tenemos que ver la película Estimados señores. Hay que comenzar por celebrar el tema: la lucha que ganó el voto para las mujeres en Colombia, una lucha durísima y bellísima, llena de valentía e inteligencia, liderada por mujeres impresionantes como Esmeralda Arboleda, Josefina Valencia y Bertha Hernández de Ospina. Celebro el tema porque es la reivindicación de nuestra historia de la mejor manera que puede hacerse: a través de hechos históricos ejemplares, con causas ejemplares, con movimientos sociales ejemplares, con líderes ejemplares, con sentido moral ejemplar, con resultados ejemplares.
La película es magnífica. Buena en sí misma, buena donde la pongan
Pero además la película es magnífica. Buena en sí misma, buena donde la pongan. Muy buen guion y muy buena dirección, una protagonista, Julieth Restrepo, excelente, un equipo de actrices y de actores de primera. Una muy buena película. Me llena de alegría que el cine colombiano, el cine de mi país, haya dado este paso tan importante dándole un gran aporte de cultura a nuestra sociedad. Me queda el anhelo de que por esta puerta que han abierto puedan seguir entrando iniciativas de esta naturaleza.
He venido insistiendo mucho en la necesidad de impulsar el diálogo intergeneracional. Es imprescindible para reunificar a nuestra nación alrededor de nuestros mejores principios y nuestros mejores sueños.
En este orden de ideas, invito a los padres y a los abuelos a que invitemos a nuestros hijos y nietos a ver la película, eso sí, con el plan de salir a conversar un rato sobre ella. Es un gran plan y un magnífico motivo para querernos más como familia y para aprender a amar más a nuestro país.