Se escucha que los estudiantes declaran paro indefinido, que los docentes asamblea permanente, que un estudiante en coma por agresión del ESMAD; sindicatos protestando, algunos miembros del Consejo Superior Universitario (CSU) desconociendo la reforma universitaria aprobada por la Asamblea Constituyente, algunos maestros y estudiantes posando como espectadores, bien sea por temor a represalias, o porque tomar cualquier posición los expone.
Ocurre que la Universidad Distrital fue declarada por la rectoría y el CSU en MODO REFORMA, según resolución 018 de 2014 del CSU, plasmado en diversos mecanismos de publicidad y en la conformación democrática de un equipo de trabajo con representación de estudiantes, profesores y trabajadores de las cinco Facultades.
Después de intenso trabajo de la Asamblea Constituyente para construir un Estatuto General que contempla aspectos orientadores que posibilitan una reforma estructural de la universidad con el fin de ponerla en vanguardia de las exigencias presentes y futuras de la sociedad, en aspectos académicos, administrativos y sobre todo de mecanismos claros para la gobernabilidad y la transparencia, la respuesta del Consejo Superior Universitario ha sido desconocer el proceso y dilatar el estudio del documento.
Es difícil entender porque el CSU no obedece a una resolución emitida por ellos mismos, pero además, emiten una nueva resolución para elegir rector de manera apresurada y desconociendo el procedimiento de la propuesta, se puede adivinar que existe alguna razón que toca sus conveniencias, probablemente el Estatuto General presentado amenaza la posibilidad de que ciertos grupos de poder sigan utilizando la universidad para sus beneficios personales (económicos, de deudas políticas, de dominio de territorios, de orgullos, etc)
En medio de esta situación, llega la resolución que emite el Ministerio de Educación Nacional, en donde pregona la Autonomía Universitaria pero simultáneamente ordena a las Universidades que forman licenciados a reorganizar los planes de estudio bajo parámetros definidos y rígidos, que claramente van en detrimento de la calidad de la educación. Por ejemplo, un programa que hoy desarrolla 160 créditos puede disminuir hasta 90 créditos, entonces abre la opción de que universidades privadas otorguen títulos a profesionales que serían meramente técnicos de la educación pero que entrarían al mercado laboral profesional.
Frente a este hecho , hoy la Facultad de Ciencias y Educación está entre la espada y la pared, en donde la espada es la resolución del MEN y la pared nuestra convicción de que conocemos el significado de formar profesionales de la enseñanza, y por lo tanto, no podemos permitir cerrar nuestros programas, a lo cual se responde adoptando la resolución del MEN, pero no podemos permitir que se continúe desacreditando la profesión docente a lo cual respondemos con movimientos políticos.
Entonces, nos encontramos ante una situación en la que se requiere que nuestros líderes asuman posiciones académicas, políticamente justas y crítico-reflexivas. Sin embargo, actúan como un conjunto de directivos preocupados por sus conveniencias y sordos frente a los clamores de la comunidad que exige la expedición del Estatuto General y la derogación del acuerdo para elección de rector.