El periodismo, especialmente en un país como Colombia, es una herramienta de poder en la cual los 'tradicionales dueños del establecimiento' buscan acentuar y ampliar ese poder político o económico.
En Bogotá, a partir de la elección del ex congresista Gustavo Petro Urrego como alcalde mayor de la ciudad, esos poderes económicos y políticos sintieron el golpe de lo que significaría los cuatro años del mandato pasado en sus intereses.
Bogotá no solo es la capital del país, sino que es el centro de poder económico y político más importante. Y eso no es descubrimiento alguno; las empresas públicas, es decir, Acueducto, la de Energía, la Empresa de Telecomunicaciones, el Relleno Sanitario Doña Juana, tienen que ser vistas como empresa. Sin embargo, otras tantas como Transmilenio han sido durante varias décadas la caja mayor y menor de quienes ponen alcaldes y concejales para que estos, a través de la contratación, les devuelvan multiplicados muchas veces los dineros que ellos generosamente invierten.
Gustavo Petro había destapado, con evidencias y pruebas palpables, esos vínculos que durante muchos años algunos habían intentado denunciar sin mucha fuerza. Es decir, los contratistas tradicionales de la ciudad llegaron a la anterior administración con el odio acrecentado contra quien se atrevió a ponerlos contra la pared. Esos contratistas tienen muchos amigos en los medios de comunicación, en algunos casos, socios. Y no es un delito, pero sí una falta grave a la ética del periodista.
El periodismo no es objetivo, ni imparcial. Aquellos periodistas con vínculos y negocios con contratistas investigados y condenados en la mayoría de los casos, han debido decirle a sus audiencias que tenían, tienen, nexos con esos personajes. Reitero, no es un delito, solo que se ve y huele mal.
Cada medio de comunicación, es decir aquellos que ejercen el periodismo, tiene su forma de abordar la información de acuerdo, precisamente, con sus intereses, que equivaldría a decir, su línea editorial.
Canal Capital, el medio de comunicación de la Administración Distrital asumió, desde el principio del gobierno Petro, las banderas de la inclusión social, el respeto por los derechos humanos, la valoración de las distintas tendencias sexuales y la defensa de los animales, entre otras, que son las mismas políticas de gobierno del ex alcalde.
En ese escenario, nos atrevimos a investigar y publicar, sin ningún tipo de censura del alcalde Gustavo Petro, como tampoco de los gerentes Hollman Morris y Lisandro Duque, aquello que correspondía a la línea editorial del Canal. Eso incluía también cuestionamientos fuertes, pero argumentados, a ex presidentes, militares, miembros de la Policía, ex personeros, ex contralores, ex concejales y concejales con investigaciones a cuestas por delitos graves, entre ellos corrupción.
Esa actuación de parte del periodismo de Canal Capital generó las críticas y la Ira Santa de aquellos directores de medios y otros colegas que sintieron afectados los intereses de sus jefes económicos e ideológicos. El doctor Darío Arizmendi, director del servicio informativo 6 a 9 a.m. de Caracol Radio lanzó constantemente calumnias, injurias y señalamientos delicados contra Canal Capital, además de todas las que hizo contra el alcalde Petro y su Gobierno, como parte de una estrategia de tratar de defender a su amigo y contertulio William Vélez, uno de los dueños del aseo en Bogotá y cuyo bolsillo se afectó con la implementación del nuevo esquema de aseo del alcalde Petro. Dr. Arizmendi, las críticas no son un delito, la calumnia e injuria y los señalamientos sí.
Dr. Arizmendi, usted está en su derecho de hacer la defensa que quiera de su amigo Vélez, pero sin afectar el buen nombre y el prestigio de algunos periodistas como lo hizo de manera reiterada e insidiosa en relación con Canal Capital. Solo tenía que decir, aún puede hacerlo, por ética, cuáles son los intereses que defiende.
Otro tanto ocurrió con la señorita Darcy Quinn, esposa de otro de los contratistas del aseo en la ciudad, Alberto Ríos Velilla. La señorita Quinn destiló odios, calumnias, mentiras y hasta demandas contra Canal Capital porque en el Canal dos periodistas Iván Cruz y quien esto escribe, se 'atrevieron' a cuestionar el accionar de su esposo, especialmente, en la coyuntura en la que unos estamentos como la Procuraduría, la Defensoría del Pueblo y los organismos de control del Distrito, Personería y Contraloría, quisieron crear una emergencia sanitaria.
Esa emergencia sanitaria que nunca existió-- determinada por la Fiscalía General de la Nación unos meses después-- fue el insumo del que se valió el Procurador Alejandro Ordoñez para destituir, inhabilitar y sacar de la carrera política de este país a un hombre como Gustavo Petro. Los propios trabajadores de Aseo Capital confesaron ante las autoridades y ante las cámaras de Canal Capital, información que muy poco fue difundida por otros medios, como el caso del propio Alberto Ríos Velilla, quien les pidió sabotear la recolección de aseo en la ciudad para crear una crisis contra el alcalde Petro.
Los demás medios de comunicación no informaron ni mucho menos profundizaron sobre esa denuncia de los trabajadores de Aseo Capital. Reitero, cada medio tiene su línea editorial y la de ellos, es la de fortalecer y defender los intereses de quienes los auspician y respaldan; de sus socios en la mayoría de los casos. Señorita Quinn, seguramente usted no ha cometido delito alguno al criticar al alcalde Petro -- a pesar de haber dicho mentiras-- pero también debió decir desde el principio que es la esposa de Ríos Velilla y que obviamente tiene intereses en los negocios de su marido en la Administración Distrital.
Néstor Morales, conductor de las noticias matutinas de la emisora Blu Radio, es otro de los desaforados, insidiosos e implacables críticos contra Gustavo Petro y la Administración Distrital durante estos cuatro años que están por concluir. Llegó al extrema de le ofensa personal contra Petro y contra su hijo Nicolás.
Morales es el mismo contratista del Distrito que en el 2000 y 2001 ganaba treinta de treinta y un contratos con el Canal Capital para realizar, junto a Virtual Tv, un cuestionado programa en donde simplemente exaltaban la labor del entonces alcalde Bogotá, Antanas Mockus Sivickas.
A la empresa de Morales y su socio, un camarógrafo, le ingresaron más de trescientos veinte millones de pesos de la época de las arcas del Distrito. Dijo la denuncia del periódico El Tiempo en el 2003 que John Portela reunió a varios de los jefes de prensa de la alcaldía para 'sugerirles' que contrataran con Virtual TV, la firma de la que era socio Néstor Morales quien había sido su compañero de trabajo unos años antes.
De nuevo, la crítica no es un delito. Es que uno como periodista debe contarle a su audiencia cuáles son los intereses que tiene, bien sean económicos, políticos o de otra índole. El periodista Morales podrá decir que nunca fue condenado o sancionado por este hecho y tendría razón, no todas las investigaciones llegan a un final feliz como el que Morales hubiera querido para él y sus amigos empresarios: que el ex alcalde no cumpliera con sus cuatro años de gobierno.
En Canal Capital, muchos funcionarios, entre ellos algunos periodistas, solo algunos, nos comprometimos de manera tácita, sin firmar algún papel, sin que alguien nos lo dijera, sin que alguien nos ordenara a defender, promulgar y divulgar las políticas de gobierno y de la alcaldía de Gustavo Petro. ¿Por qué? porque simplemente nuestra ética, nuestro desarrollo como periodistas y como seres humanos así nos lo indicó. Nuestro compromiso siempre estuvo y estará allí presente en favor de quienes han sido históricamente ignorados por los intereses económicos.