El resultado de la primera vuelta presidencial deja un amargo sabor para los votantes de las fuerzas de centro, que juntos suman casi el 35% de los votos. Sin duda, la mayor fuerza de centro, Sergio Fajardo, fue la derrota más dolorosa para sus votantes, ya que fue por un estrecho margen y muchos se ilusionaron con verlo en segunda vuelta.
Sin embargo, dada la elección del 65% restante, muchos votantes del centro están sin candidato, ya que deben elegir entre la extrema derecha y la izquierda, entre la Alemania Nazi y la Unión Soviética, y es difícil saber cuál opción es menos dañina para el país.
Los votantes de Vargas Lleras sin ninguna duda votarán por Duque, ya que Vargas se encontraba fuertemente inclinado a la derecha. Sin embargo, los votantes de Fajardo y De la Calle, que podrían ser quienes definan al próximo presidente, se encuentran ante la duda de a quién darán su voto el próximo 17 de junio.
Por un lado, la constituyente de Petro parece peligrosa y ni hablar de su desastrosa administración en Bogotá; pero, por otro lado, la supercorte de Duque, los cambios a los acuerdos de paz, la inexperiencia del candidato, sumado a que se posiciona como una tercera reelección de Álvaro Uribe, también es algo que hay que considerar.
Bajo este panorama, para los votantes de centro esta elección resulta como elegir entre el cáncer y el sida, saben que ambos caminos son malos, pero hay que elegir el que sea menos dañino. Por un lado, el cáncer ya se encuentra en el legislativo y al elegirlo en el ejecutivo, sería fácil que hiciera metástasis al judicial, ocupando las tres ramas de poder; el sida, por otro lado, estaría concentrado solo en el ejecutivo, siempre y cuando la constituyente no se apruebe, ya que con un cambio en las reglas de juego este podría tomarse también las tres ramas de poder.
Por último, antes de que los votantes de centro tomen posiciones extremas habrá que ver cómo los extremos se acercan a sus posiciones, a la vez que aumentan la polarización para ganar la segunda vuelta.