Se trata de llegar al meollo del asunto, en el tema de la contaminación que nos está agobiando y enfermando cada día mas por la emisión de gases contaminantes, catalogados como cancerígenos por la Organización Mundial de la Salud.
Para nadie es un secreto que sufrimos de una agresión despiadada a los seres vivos de esta urbe llamada Bogotá, capital del país, por la emisión de dichos gases por fuentes móviles.
Viendo el volumen de gases emitidos por los automóviles que utilizan el Diesel como combustible, lo mas lógico es suprimirlos y cambiarlos al consumo de energías limpias, vale decir reemplazarlos o renovarlos por automóviles eléctricos.
Uno de los parques automotores que más emiten estos gases tóxicos y altamente nocivos para la salud humana es el de los buses de transporte público, es decir los que prestan el servicio conocido comúnmente como Transmilenio.
Teniendo esto en cuenta, la pregunta que surge es: ¿por qué los propietarios de estos buses no hacen el cambio o transformación (si es posible) de dichos vehículos a buses eléctricos?
En el país se están fabricando, y salen más económicos que los importados de Diesel.
Ahora bien, si el contrato de los operadores es ampliamente beneficioso para estos, donde el 90% del valor de un pasaje de Transmilenio es para ellos, lo más conveniente para sus intereses sería la conversión y renovación de su flota de buses.
Redundaría en un beneficio social por la protección de la salud de todos los habitantes de Bogotá y un beneficio económico para ellos mismos.
Menos gastos de mantenimiento y una vida más útil de dichos buses.
Los costos de la salud se reducirían por la disminución de enfermedades que genera la polución y contaminación que producen los buses actuales, lo cual sería altamente positivo social y políticamente para cualquier partido político o gobierno de la ciudad.
Pero entonces, ¿a quién se perjudica si se toman estas acciones de sentido común?
¿A Ecopetrol, a los fabricantes de llantas, a los cultivadores de palma, a los vendedores de buses Diesel? Es ahí cuando en medio de la reflexión llega a la mente la letra de la canción que dice "busca por dentro" y en esas estamos, buscando el meollo del asunto cuando la solución es tan evidente y la decisión o voluntad política de hacerlo es tan fácil de tomar.
De hacerlo, no estaríamos desgastándonos en campañas de revocatoria si el sentido común estuviese por encima de los intereses particulares.