Vladimir Putin, para algunos el mandatario más poderoso del mundo, expulsó de Moscú a dos diplomáticos colombianos como represalia a lo que igualmente hizo el gobierno Duque con dos agregados rusos. Son muchas las preguntas que podríamos hacernos, pero hay una que no se puede pasar por alto: ¿quién le dijo a nuestras autoridades que los dos funcionarios rusos venían en una misión de espionaje? Este es un país que si los comparamos con otros cuenta con unas agencias investigativas muy endebles, apenas sirven para chuzar a magistrados y periodistas como lo hacía el extinto DAS. Así que no me como el cuento de que nuestra malicia indígena nos llevó a tremenda conclusión, y creo que dicha revelación vino de parte Estados Unidos, que está preocupado por los intereses del Kremlin en esta parte del globo terráqueo.
Los rusos hacen espionaje por todo el mundo, así que no es descabellado pensar que tal actividad se estuviese desarrollando aquí. En este orden de ideas, se puede concluir que todo se trata de una realidad geopolítica, si relacionamos todo lo que está pasando con la supuesta democracia venezolana, que no es más que una treta para esconder una dictadura. También se puede concluir que a Estados Unidos no le conviene ver a Putin en su patio trasero, y está atento a cualquier movimiento que pueda realizar el exagente de la KGB, que sabe muy bien cómo hacer espionaje e imponer su voluntad como líder de una potencia mundial. Toda esta trama de espionaje nos lleva a creer que los intereses del mundo capitalista, tal como se están dando las cosas, están por encima de los recuerdos del mundo comunista.
Esos intereses están representados en Colombia, que a diferencia de Venezuela, Ecuador, Bolivia, Brasil, Argentina y Chile no ha probado nunca en su historia un gobierno socialista. Por eso el Pentágono está alerta ante una posible invasión rusa, y comprende que nuestra república bananera es un aliado invaluable. No nos olvidemos que la CIA preparó el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, para así apagar los deseos socialistas del líder liberal. Se podrían citar otros ejemplos, como la llegada de Augusto Pinochet al poder y las dictaduras militares que reprimieron cualquier brote comunista en el pasado siglo, pero lo único que importa es comprender que para Estados Unidos no es buena la injerencia rusa en Venezuela. Esta injerencia es la que mantiene viva la dictadura de Maduro, que aunque sufra la inflación más grande de la historia gobierna a su antojo en la tierra de Bolívar.
Todo esto da para pensar que en el 2022 muchas cosas pueden pasar. Algunos dicen que Petro va a ser el próximo presidente, rompiendo con la hegemonía de los derechistas oligarcas bogotanos y antioqueños. Es el candidato de la izquierda, y para muchos un hombre que no le tendría miedo a cambiar las relaciones internacionales que hasta el momento Colombia tiene con Estados Unidos. Por eso el espionaje ruso también puede orientarse a lo que se está viviendo en el país, por lo que no es raro creer que el deseo de Putin es ver a un mandatario nacional que no comulgue con las ideas capitalistas. Cada uno saca sus conclusiones, la mía se orienta hacia una lucha geopolítica que desde hace rato venimos observando, y por lo que se ve Colombia no es la excepción.