—¿Qué esperamos congregados en la calle?
—Es a los del país nacional que hoy llegan.
Ante la inacción indolente del país político, con un presidente autista ceñido a la agenda de vindicta que respirándole en la nuca le libretea un procesado y con los senadores ahí parqueados sin legislar, bien vale la oportuna y necesaria presencia de la minga en Bogotá. ¡Bienvenida!
Si han tenido que venir a hacernos la tarea, no nos permitamos el ser cínicos y que por lo menos entre susurros nos incrimine el Pepito Grillo de nuestro fuero interior, que no se vale descargar los sentimiento de malestar, descontento con nosotros mismos y culpa colectiva saliendo con rojas togas bordadas, báculos magníficamente cincelados y pergaminos de los mutuos elogios en la mano a recibir tan ilustres visitantes, que a estos no les cuadran mucho los discursos y la elocuencia vacía de compromiso.
Este mea culpa no es el cómodo darse golpes de pecho, ni de autoflagelación, sino un llamado a concienciarnos de que hay un país nacional moviéndose y que solo podemos superar tanta culpa interior y colectiva acudiendo a la cita con la historia en ese diván que es la calle. ¿Y para qué ganar la calle?, para la democracia que hay ruido de sables. ¡Ojo con el 2020!, que en el guion se dice que en retomas del poder no se entrega el poder.
Bienvenida la minga en momentos de esa alerta ¡ojo con el 2022! y de la agenda de vindicta del procesado contra la rama del poder público de la justicia y el acuerdo de paz con su institucionalidad de la justicia JEP, adosada como siempre por las taquilleras propuestas contra el Congreso y por un Ingreso Solidario que no pasa de ser la mismísima Familias en Acción.
Nótese cómo la propuesta del procesado ha sido redactada y presentada al garete, imposible de sacar adelante y realizarse a través de la institucionalidad vigente. Es una propuesta en formato tipo para un gobierno transitorio cívico militar que la imponga mediante referendo, incluso una pequeña constituyente con esos cuatro puntos nada más.
Y a quien nos pida la evidencia, basta con fijarse en el golpe militar que le están fraguando a López Obrador en México, el de Bolivia apenas Evo gane las elecciones y el de Ecuador en marcha. ¿O qué lectura le hacen a la arrogante e intimidatoria toma del Congreso por Carlos Holmes y toda la cúpula de las fuerzas armadas el día de la moción de censura?
Todos se han notificado de lo que pasó en las elecciones locales de octubre 2019, en las que fue derrotado el país político de allá y de acá. Colombia sí cambió y ¡ay! de los de acá que por mezquindad juegan a joder por joder a los gobernantes alternativos elegidos por el país nacional, que los de allá van por el quiebre institucional antes de que la voluntad popular y en democracia les llene el vacío de poder y la tierra de nadie en que ha convertido a Colombia, ad portas de ser un Estado fallido.
Que no nos quedemos esperando a los del país nacional. No sea que venga alguien desde la frontera a contarnos que el país nacional no existe. ¿Y qué irá a ser de nosotros sin el país nacional?, si esta gente al fin y al cabo era la solución.
Posdata. Que me disculpe Constantino Cavafis.