“Museografías difusas, expandidas y contrahegemónicas” fue el tema sobre el que se disertó el pasado sábado durante el desarrollo del panel dedicado al lenguaje del arte de la décima sesión de la Cátedra de la Paz de la Universidad Nacional (UN).
Al panel fueron invitados Cristina Lleras, primera doctora en Museología en Colombia y curadora independiente; Jorge Agudelo, ingeniero de Sistemas, comunicador social y miembro del colectivo Antena Mutante; William López, profesor de la UN, comunicador social, literato y miembro del Centro de Pensamiento de las Artes y el Patrimonio Cultural para el Acuerdo Social (CREA), y Carlos Díazgranados, diseñador gráfico, museólogo y miembro, también, del CREA.
La discusión giró en torno a los espacios y proyectos museográficos nacionales como herramientas de movilización del conocimiento, de expansión de tradiciones y saberes, y de encuentro de culturas. Sin embargo, también se habló de los desafíos que deben asumir los museos frente a la sociedad y de repensar los relatos de país que existen en sus salas, de su responsabilidad con la memoria de las naciones e incluso de nuevas tendencias de control del espacio y de vigilancia para la circulación de personas e información en zonas tradicionalmente conocidas como violentas.
Durante su intervención, Cristina Lleras narró sus experiencias al frente de la exposición “Museo efímero del olvido”, una iniciativa museográfica de la que fue curadora junto con María Soledad García y con la que se pretendió dar a conocer un museo que no construye memoria sino que, por el contrario olvida. No obstante, ese olvido hace referencia, según Lleras, “a olvidar el museo tal como lo conocemos […], hay un olvido que borra las huellas, pero el olvido tiene otra cara: la potencia del recuerdo”, explicó.
Por su parte, el profesor William López, quien denominó su presentación “Museos en conflicto: memoria y ciudadanías”, habló de iniciativas relacionadas con la memoria y el conflicto que han desarrollado algunos museos en Colombia, así como de los proyectos museográficos que les han permitido a esos museos renovar su concepto mediante la representación del pasado del país en directa relación con las exigencias de memoria y la reparación simbólica que necesita la sociedad colombiana.
“La capacidad que tienen los museos de reconfigurar museográficamente y museológicamente un pasado temático, a través de las metas discursivas, lúcidas, nos permite transitar hacia el camino, hacia la resiliencia y hacia la reconciliación, pero sobre todo transitar hacia el camino sin evadir el conflicto, sin negar el pasado violento”, aseguró el profesor López tras destacar el papel que han asumido algunos museos, como el Nacional y el de Antioquia, frente a la tarea de repensar la institucionalidad museológica con el fin de responsabilizarse con los grandes retos que implica la posible transición hacia una sociedad de paz.
A su turno, el museólogo Diazgranados presentó el programa de itinerancia de exposiciones “Ida y Vuelta”, con el que el Sistema de Museos de la UN -bajo la orientación del profesor Castell, quien fuera su director por espacio de 7 años- llevó diversas exposiciones museográficas a cientos de municipios del país, algunos de ellos de difícil acceso. ”Se llegó a los límites del país, ampliando la cobertura del conocimiento y la cultura. Por eso, estuvimos en Leticia, en Arauca, en San Andrés, en Tumaco, en Guapi, en Juradó, en zonas de conflicto”, aseguró el museólogo.
Vigilancia y control, una medida para afrontar los conflictos
Nuevas formas de abordar el conflicto han surgido en Colombia a raíz de experiencias ajenas. Se trata de “Nuevas fronteras del control”, que inició en Palestina y que ha sido llevada a Medellín y a Río de Janeiro con el fin de tomar militarmente el control de los territorios y ejercer vigilancia sobre ellos.
“Estamos viendo nuevas museografías, museografías que van más allá de los límites del museo, pero al mismo tiempo vemos que las museografías exploran nuevos espacios, nuevos horizontes; también podemos ver que se generan nuevos controles al espacio”, señaló el moderador de la sesión Edmon Castell, geógrafo, museólogo y miembro del CREA, como antesala a la exposición del representante del colectivo Antena Mutante.
A su paso, Jorge Agudelo, quien está al frente del proyecto, explicó que “hay un giro de control. En Río de Janeiro se denomina Policía Pacificadora, en Medellín se denomina el Cai periférico y hacemos referencia a la torre de control de Israel dentro de todo el tramado de lo que se puede denominar los territorios palestinos, en Cisjordania y la Franja de Gaza. Toda esa forma de ocupación del territorio que se experimenta en los territorios palestinos es llevado a la ciudad de Medellín y a la ciudad de Río de Janeiro con la finalidad de pacificar estos territorios”.
La conexión
Dos puntos sobre los que coincidieron los panelistas fueron, el primero, la fragilidad y la vulnerabilidad a la que se ven expuestos los museos y proyectos museográficos cuando se enfrentan a la institucionalidad y a las orientaciones ideológicas y los intereses de los distintos actores que ejercen el poder; y segundo, la importancia del espacio expositivo como modo de vinculación entre el museo, el conocimiento, la cultura y las comunidades.
Frente a esta última idea, el profesor Castell indicó a modo de conclusión: “el espacio importa. Esa dimensión espacial, que junto con la dimensión social y la dimensión histórica, le da sentido a la cultura, a las artes y al patrimonio cultural. Pero para esta sesión lo que queríamos era tratar de conectar el espacio, tratar de acceder al espacio museográfico, ese espacio de interacción entre la sociedad y la gente que trabaja, que desarrolla el patrimonio cultural”.