¡Esto es de esa dimensión! Miren ustedes, señoras y señores, distintos escenarios: Cuando existía un poco de paz pública, por lo menos en Bogotá, el Sr. alcalde invita a la sociedad a una batalla campal por los predios que, según él, son aptos para destinarlos a la vivienda de personas vulnerables, preferencialmente a desplazados. La propuesta, si no fuera porque es provocadora, sería recibida con al mayor agrado hasta en el confín del mundo donde la sociedad no posee necesidad alguna; según se supo después, pues todo es después, los terrenos o cabidas no son aptas para desarrollos así planteados, pues correspondían a destinos comerciales y, similares o conexos, como zonas de parqueo; pero el conjunto social quedó roto en el intento; para unos, los que estaban de acuerdo, la idea no solo estaba provechosa y democráticamente perfecta, sino que reivindicaba la deuda social que se tiene; así, perfecto. Para los que no estaban conformes, constituía un 'varillazo' —de esa forma se describió— a la inversión que, por la compra y utilidad del terreno, se tenía o un atentado contra la estabilidad de la tierra y su uso. Cayeron en la trampa. Lo que sucede es que la propuesta como venía, que no responde a una planeación y operación sopesada de la administración, sonó a venganza; pero lo que se encontró, era de esperarse: una improvisación. En fin, la consecuencia: una sola, pero…. ¡para qué más!, distraer al transeúnte sobre la realidad de la movilidad, por una idea altamente populista, crear enemigos en los vecinos, como si no existieran motivos de discordia y, así, recrear un esquema de ruptura social; pero eso no importa.
Y qué encontrar en el paro judicial, tan grave para el usuario, pero para la opinión pública, presentado por el gobierno, sus oficiales, como un “carente de sentido”, se disipa, se distrae, con un "allá les mandamos algo" o "el esfuerzo del Estado ya estuvo hecho", " ya se les dio lo suficiente" y, hasta 'simpático' —sino fuera tan grave—, "el precio del petróleo bajó” y, qué maravilla, y con el no lo entienden"; esta trama recuerda, la bella frase oficial: “el tal paro no existe…”; y, ¿recuerdan las consecuencias? Se debe poner atención a la rama, no es tan cierto que el gobierno haya cumplido, pero sí es cierto que las condiciones no son las mejores para los funcionarios. El daño del paro ya esta hecho... puede ser peor. Pero eso no interesa, como tampoco interesa el que la Fiscalía esté desarrollando una supuesta reforma, en donde la investigación se reemplaza por los perfiles y los contextos; puede ser posible pero, lo que no es viable, es que la historia supere esta otra historia.
Y qué decir de la reforma tributaria, es en verdad una catástrofe que, vista desde adentro constituye un despropósito y, para la inversión extranjera un escollo que impide cualquier acercamiento a lo que puede ser un País serio, en vía de proteger los mercados internos con la inversión foránea. La Andi, que constituye una voz válida y ahora, toca decirlo, valerosa, no sale de su asombro, los compromisos se rompieron y la opinión de otrora de los expertos, hoy en el gobierno, ha cambiado de parecer, y determina que no vale más estudio que el realizado por ellos, como reciente postura y, lo imponen en el Congreso. ¿Otro frente de inestabilidad? ¿Una dictadura fiscal? Se impone así el criterio del funcionario de turno; así ha de ser. Pero eso no interesa.
Ahora, lo que sucedió en el Chocó… ni en el teatro del absurdo: un general, según el gobierno perdido, por quien se indaga por la vía más secreta de todas, el Twitter; en postura de poner, por un soplo, en peligro el proceso de La Habana. Nos preguntamos, ¿será irreversible un diálogo que se suspende en tal condición?, ¿cuando no se ha hecho el cese de hostilidades? Y, todos a una, no contra el episodio sórdido, sino contra el proceso. Y, eso no importa.
Ah… y el procurador solicitando explicaciones de lo que le corresponde llevar exclusivamente al presidente y, la Fiscalía, que antes solicitaba el cese de actividades por cuanto querían imponer un tribunal de aforados, ahora en desacuerdo por su solicitud, cuando la huelga tiene otras finalidades; a ello se le llama equilibrio de poderes. Qué ironía… Y eso no importa.
Lo que importa, en todos estos casos, es preguntar en dónde está el ejecutivo, el presidente. Hasta personajes cercanos al poder están en ello. Son las cosas que pasan. ¿Pasarán?
