En días pasados, el ministro Diego Molano viajó a Pereira para informarle en rueda de prensa a la ciudadanía que podía respirar tranquila porque las autoridades iban a demoler una vivienda que era utilizada para vender estupefacientes. Muchos alzaron las cejas. En una ciudad donde hay ollas de vicio en cada barrio, presentar la demolición de una sola casa como el gran hit contra el microtráfico y difundirlo ampliamente por radio, televisión e internet sonaba rídiculo.
Molano, cuya desastrosa gestión del tema de las armas traumáticas (que siguieron utilizándose para cometer delitos a pesar del decreto que supuestamente las controlaría; los delincuentes fueron los únicos que no las entregaron) no imaginaba que la vivienda que las autoridades civiles y policiales de Pereira señalaban como una olla de vicio era, hasta dos días antes de la rueda de prensa, una vivienda familiar que tenía orden de demolición por el riesgo que entrañaba su mal estado y que jamás tuvo un proceso legal en su contra por delito alguno.
Al ver el giro que tuvo la noticia, el nieto de la propietaria anunció acciones legales por el inmenso daño que han sufrido al verse involucrados en semejante enredo. Mientras Carlos Maya, el alcalde de Pereira, el mismo que hace poco le dio su autorización a la Policía para dar de baja a los delincuentes que se opusieran a la accion de las autoridades, y que durante la rueda de prensa sacaba pecho con orgullo, no dice "esta boca es mía".
La Policia Nacional ya asumió una investigación de altísimo nivel que, se asegura, estaría cobrando la cabeza del comandante de la policía metropolitana de Pereira, coronel Aníbal Villamizar, antes de finalizar la presente semana. Los daños causados a la honra de la familia seguramente saldrán del bolsillo de los contribuyentes, porque los que antes daban la cara a las cámaras no dan ninguna explicación.
Parece que aún no aprendemos la lección. No todo cadáver con botas y uniforme militar es un guerrillero dado de baja; tal vez haya sido un muchacho que alguien asesinó para ganarse dos semanas de vacaciones. No toda casa que las autoridades presenten como olla de vicio lo es. Quizas se trate solamente de la casa de una abuelita, como en este caso...