XXIX
Las calles escurrían sus pestañas y lágrimas
al sonido y la voz del parlante,
al grito del capitán
oficiando la expoliación de la tierra,
el sueño herido,
devastado de angustias y llantos.
Era la paz derrotada,
el escozor de la sangre,
el disgusto del alma,
el dolor de la cosecha y la casa,
el zumbido de los halcones
destilando miserias en la calle.
Eran las letras de Gabo en Cuindecito
describiendo el horror,
la censura de la palabra y la muerte.