En ese trasegar por caminos donde la frustración y la esperanza se entrecruzan nace la Escuela Superior de Administración Pública – ESAP – el 18 noviembre de 1958, con la Ley 19 de aquel año.
El ascenso al poder de Alberto Lleras Camargo, primer mandatario del frente nacional (1958-1962), luego de la dictadura militar de Rojas Pinilla y el desvanecimiento de las luchas bipartidistas se convirtieron en un aliento nuevo para el logro de la esquiva paz y la demorada inserción del país a la modernidad.
Arrebatarle a la guerra la administración pública solo es posible si se moderniza el Estado, a partir de una arquitectura organizacional basada en la eficiencia, donde el conocimiento y el mérito orienten la acción pública. Era claro que la violencia bipartidista había convertido la administración pública en un botín de guerra, escenario de pasiones políticas donde el odio movía la acción del Estado. Por ello la creación de la ESAP buscaba en sus fundadores un centro de estudios a nivel superior donde se generara el pensamiento sobre la administración del Estado y que consolidara las condiciones para la carrera administrativa que le permitieran a la administración un carácter técnico y permanente. La ley 19 de 1958 con la creación de la ESAP, el departamento nacional de planeación (DNP) y el departamento administrativo del servicio civil (Hoy función pública) busca generar la institucionalidad camino a la modernización.
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Los inicios de la ESAP están marcados por las rápidas transformaciones de la sociedad colombiana en la década de los sesenta, siglo XX, fundamentalmente por la acelerada urbanización que imponía nuevos desafíos a la administración pública para ofrecer servicios a la creciente población. Bajo este contexto el presidente Alberto Lleras Camargo, en 1.962 pone en marcha la escuela, con la facultad de ciencias políticas y administrativas, además del área de capacitación. La década de los setenta la ESAP impulsará los programas de capacitación en las regiones y fortalecerá la formación pregradual pero será la década del ochenta con los aires de la descentralización la que llevará a la ESAP al plano regional y local.
La Constitución de 1.991 ubica en primer plano la misión de la ESAP dados los cambios institucionales y la profundización de la descentralización. El municipio es reconocido como la entidad fundamental de la división política – administrativa del Estado. Es así como la acción de la ESAP se despliega en el territorio nacional bajo la premisa que para la autonomía municipal es esencial la capacidad institucional la cual tiene como base los saberes que imparte la ESAP. Es empírica y teóricamente demostrable que la capacidad institucional está ligada proporcionalmente a la mayor o menor pobreza de los municipios por ende la razón de ser de la misión de la ESAP es vital para el futuro del país.
El siglo XXI se ha caracterizado por la irrupción de nuevos actores y la dinámica de los problemas públicos, en un país donde las dolencias propias de la violencia no cesan y las desigualdades no ceden. También la administración pública, lucha contra sus propios demonios: corrupción, ineficiencia y clientelismo que condenan a la indignidad a miles de personas. Sin embargo, cada vez hay un Estado que mejora en su accionar, convirtiendo recursos en valor público. Las grandes transformaciones del país en estos 65 años, que han mejorado la dignidad y el bienestar de los ciudadanos, se han realizado de la mano de la administración pública artífice de los cambios. La ESAP ha sido y deberá seguir siendo un camino con huellas para la historia de Colombia.
Hoy la ESAP es territorio, transformando vidas en 271 municipios donde brinda educación formal a 18.517 estudiantes de pregrado y 1.768 de posgrados, con programas acreditados de alta calidad. Corte 30 de julio de 2023. De igual manera ha capacitado 75.413 servidores públicos y ciudadanos en el primer semestre de 2023. Además, hoy la ESAP, a través de su modelo de intervención en el territorio denominado “SINFONIA”, apoya la gestión de 341 municipios, especialmente los más pobres y afectados por la violencia, con grupo de profesionales y estudiantes, que “in siti” coadyuvan al fortalecimiento de capacidades institucionales. La ESAP es huella en el territorio, indudable.
Hay huellas, hay camino, pero también desafíos que enfrentar. Es fundamental que la ESAP, como la soñaron sus fundadores, sea un centro del pensamiento del saber administrativo público, de donde emanen las orientaciones que transformen el Estado colombiano. Líder en el saber de la administración pública con calidad, innovación y pertinencia en sus programas, especialmente en el territorio. La ESAP debe llevar calidad académica al territorio, es su gran reto. Claro mejorar su infraestructura física, tecnológica en el territorio. Es urgente que la ESAP se piense como universidad, aquí está la gran apuesta.