El Catatumbo es una tierra que conoce muy bien el tema del conflicto. Tres grupos guerrilleros se han jugado el poder de esta región durante varios años, al ser un lugar geográficamente estratégico, por su frontera con Venezuela y en la cual la presencia del Estado se vio por última vez en octubre de 1905.
En el Catatumbo las FARC hacen presencia a través del frente 33, las columnas móviles Arturo Ruiz - Resistencia Barí y la compañía Resistencia del Catatumbo. Este ha sido el grupo insurgente con más fuerza, a pesar de haberla reducido en los últimos dos años por su condición de negociante. Sin embargo, es casi una utopía creer que el Catatumbo vivirá una etapa de postconflicto luego de la desmovilización de esta guerrilla: dos grupos insurgentes asumirían el territorio que este último va dejando.
A lo anterior se debe sumar el incumplimiento del Gobierno a lo pactado con los campesinos; la falta de vías, educación, salud y el incremento de cultivos ilícitos que se convirtieron en el eje de la economía en la región. Además, se debe tener en cuenta el problema con las empresas que se disputan la explotación de carbón a cielo abierto en territorio indígena de Barí y, por supuesto, la corrupción política que no es ajena.
Ejemplo de lo anterior es el fenómeno que se presentó en las últimas elecciones alrededor del país, con un incremento de aspirantes a diferentes cargos públicos. No solo varios ciudadanos tienen la intención de ejercer la democracia, sino que varias familias políticas nortesantandereanas no se quieren quedar sin su tajada luego de escuchar al ministro del Interior, cuando aseguró que para el primer año del postconflicto se destinarán 9.6 billones de pesos. Estas familias aseguran que el Catatumbo está abandonado por el Estado, ya que los grupos insurgentes no permiten que este haga presencia, como queriéndonos decir que efectivamente al Gobierno le quedó grande ejercer su soberanía.
Es posible que el fin del conflicto con las FARC esté cerca. Aunque algunos no creen en estos diálogos. Otros, por su parte, le apuestan a la Paz. Aun así, nortesantandereanos y catatumberos nos preguntamos si el postconflicto traerá consigo un gobierno que a sangre y fuego asumirá el control del territorio, que hoy se encuentra en manos de dos grupos insurgentes.