Dada la sobresaturación de noticias sobre el recibo, acopio e intención de Colombia de enviar “ayuda humanitaria”, (que incluye alimentos) proveniente de EE.UU. y Chile, hacia Venezuela, se ha desatado un viral y feroz ola de reclamos al gobierno colombiano por subestimar o desatender problemáticas nacionales, entre ellas la criminal y temida desnutrición, cuyo foco ha sido y sigue siendo la corrupción.
Hay quienes han propuesto que también se organicen conciertos pro Guajira (Live Aid), ya que en redes siempre se asocia la desnutrición únicamente con este departamento. Craso error. Nuestra zona Caribe no es la única que padece los rigores del abandono estatal, ni es el único lugar donde abundan los reyes en corrupción. Para que quede claro, el tema de la desnutrición no es exclusivo de la tierra de los wayúu…
Para ejemplificar, Papel y panela para saciar el hambre es el título de una nota periodística, publicada en un importante medio en el año 2004, donde se cuenta la historia de una joven madre al sur de Bogotá, en condición de miseria, que a sus pequeñas hijas las “alimentaba” con agua de panela y papel masticado. "Hay que engañar el estómago" decía Miryan Londoño, la entrevistada.
Así mismo, ¿se ha enterado usted de que capturen o judicialicen a alguien por robar cubos de caldo de gallina en supermercados? Seguramente sí, solo que cabe recordar que estas personas no lo hacen con la intención de sazonar sus alimentos, sino por el desespero que produce el hambre: obligan a masticar y tragar a sus hijos un cubo de caldo de gallina, producto que contiene alto contenido de cloruro de sodio, que a su vez produce mucha sed, lo que obliga a tomar agua en exceso a los pequeños, otra forma de engañar el estómago y método reconocido por la misma directora del ICBF del momento e informado en la misma nota periodística.
Pues bien, han transcurrido 15 años desde la noticia de los niños alimentados con papel agua y panela, que sensibilizó o escandalizó en su momento, pero lamentablemente la situación no ha cambiado mucho. Actualmente se siguen reportando cientos de casos de desnutrición y muerte.
De acuerdo con el Boletín Epidemiológico Semanal del Instituto Nacional de Salud, a la semana 17 de 2018 se notificaron 4193 casos de desnutrición aguda, moderada y severa en menores de cinco años, léase y entiéndase bien “notificados” y estadística de menores de 5 años. ¿Cuántos casos más no se han notificado y/o corresponden a niños mayores de 5 años, sin incluir la desnutrición en el adulto mayor, que no deja ser igual de inhumana, dolorosa y letal?
Acá las cifras por regiones de los casos “notificados” de desnutrición en niños de 0 a 5 años:
- Orinoquía: 420 casos
- Amazonia: 284 casos
- Región Caribe: 960 casos, que incluyen 318 casos de La Guajira
- Región Central: 1727 casos, que incluyen 596 casos en Bogotá
- Región Pacífico: 461 casos, incluye 76 casos del Chocó
- Región Oriental: 341 casos.
Con esto se demuestra y documenta que el hambre, la desnutrición y sus muertes no son problemáticas exclusivas de La Guajira, son una cruel y absurda realidad que afecta a todo el país. La pobreza, miseria, inequidad, falta de oportunidades, hambre y desnutrición no son imputables solo a este o el anterior gobierno, son males que llevan décadas cobrando la vida de niños y adultos.
Entonces, cuando quiera hacer un llamado a la solidaridad, a que el gobierno mire y solucione o por lo menos mitigue el hambre de muchos colombianos, recuerde que no solo en La Guajira mueren seres humanos por causas asociadas a la desnutrición, en las grandes ciudades también ocurre y en mayor cantidad.
Seguimos esperando a que el actual gobierno deje solo de hablar, proponer y liderar “cercos diplomáticos”. El país requiere con urgencia cerco a la corrupción y a todos los males que le derivan, incluidas hambre y desnutrición…