El presente manifiesto propende por la reivindicación de los sueños de los estudiantes y docentes en las diferentes aulas de clase, donde los exámenes, trabajos y calificaciones sean vistos como secundarias, ya que lo fundamental será determinado por los diferentes sueños que se van configurando a través de los años en las diferentes asignaturas.
Por lo tanto, el mayor desafío que se debe afrontar es cambiar el mundo desde las aulas, donde estudiantes y docentes conciban sus sueños como el mayor impulso para forjar cambios estructurales en sus contextos y cotidianidades, entendiendo que las aulas de clase son el lugar más representativo de la opresión u liberación del espíritu humano.
Es así como cada estudiante desde sus ideas y reflexiones debe ser estimulado a cambiar el mundo, y ese mundo por cambiar empieza por valorar y reivindicar los sentimientos y emociones dentro de las aulas. No es posible un proceso educativo o práctica pedagógica sin la reivindicación de los sueños colectivos e individuales, y esto se logra cuando se conjuga el conocimiento con las conmociones.
Por ende, los docentes deben conocer las realidades de sus estudiantes si desean que el proceso de enseñanza-aprendizaje tenga como resultado que cada clase sea única e irrepetible, siendo más que una clase magistral, una narración de historias fabulosas que oscilen entre la realidad y la fantasía e inciten a soñar a los estudiantes, esa debe ser la principal razón de la dedicación a la docencia, poder enseñar a soñar, reivindicar los sueños y brindar algunos elementos para que el estudiante en su trasegar diario pueda cumplir con ellos.
En consecuencia, no hay lugar más icónico y sublime que un pupitre de clase donde se edifican las subjetividades y experiencias más representativas del niño o niña que se convertirá en adulto, y sus ideas se convertirán en sueños, y esos sueños en el mayor obsequio que un docente le puede brindar a un estudiante. En este sentido, reivindicar los sueños, debe ser una apuesta más allá de lo institucional, donde toda temática debe ser acogida con la mayor gratitud y emoción por parte de los estudiantes, permitiéndoles relacionar su realidad con lo visto en clase.
Finalmente, el presente manifiesto es una invitación para que docentes y estudiantes pierdan el miedo a soñar en las aulas, no permitan que cada una de las ideas que se vislumbran en el quehacer diario se disipen en medio de la tradicionalidad y la costumbre que imponen las instituciones educativas. Es tiempo de dar un vuelco a los procesos educativos y prácticas pedagógicas, es tiempo de soñar, es tiempo de cambiar el mundo desde las aulas de clase.