Colombia un país de contrastes. Un grupo dice que no se dejarán presionar por marchas, otros difunden exageraciones y mentiras, un mequetrefe con micrófono afirma que el bastón de los indígenas es un arma, alias coscorrón dice sin rubor: “Qué hacemos para convencer a la Mona”. El fiscal de bolsillo arme una parafernalia para intentar evadir una pregunta, los “inteligentes” vociferen incongruencias, la corrupción se resista a perder o ver disminuidos sus privilegios; y, los medios prep@go extiendan cortinas de humo, para imponer posverdades. En todo esto, las mieles que proporciona el ejercicio del poder, llenan las páginas de la historia.
Por ejemplo, la presión de los conservadores en cabeza de Laureano Gómez -el monstruo como se le conoció- hizo que López Pumarejo presentara una contra reforma a su aspiración liberal de reforma agraria, e incluso, ayudo a empujar su salida de la jefatura de estado, un año antes de terminar su segundo periodo.
Otro tanto podemos hablar de Samper. Razones válidas, o no, tuvo que gobernar con el proceso 8.000 a sus espaldas, y funcionarios muy cercanos a él presos.
Pastrana, recibe presión del ejército que se veía maniatado frente a una guerrilla arrogante y un país secuestrado, terminando, en que Uribe usa de trampolín su fracaso.
Uribe en cambio, y a pesar de sus truculentas jugaditas para reelegirse, gobernó con mucha amplitud y fama, hasta que, en sentido inverso se le ha volteado la justicia en su contra, y especialmente para sus “amigos” presos, terminando en resultados que no paran de ser noticia diaria.
JuanPA, llamado “traidor”, embadurnó de mermelada a los “honorables”, y a pesar de tener al ruiseñor y su sequito de protervos cortesanos twitteando en su nuca durante ocho años sin descanso, se mantuvo incólume y reposado, obteniendo el Nobel de Paz.
Duque… decía mi abuela: “Cuando el rabo quiere fuete, el mismo lo solicita”. Su arrogante ineptitud, le proporcionó por si mismo, ser torpedeado no solo de la ciudadanía y convertirse en el hombre meme, sino de su misma colectividad.
Entonces… ¿Es nuevo lo que pasa con Petro?
No, es diferente de los demás, sí. Con un ingrediente especial: Está afectando directamente los intereses y poderes de una casta de burócratas centralistas y regionales que han vivido por décadas heredándose el Estado.
Esto le generará a Petro ruidos y cañones a lo largo de su periodo; pretenderán el mayor ruido posible, para que no se escuche el estruendo de quienes sean empujados como “chivos expiatorios” -Uribito- para mantener firme el piso del poder, detrás del poder.
Esto apenas comienza.