Objetivamente el hallazgo en Criss Froome de un supuesto positivo para salbutamol no es dopaje. Esta medicación es de uso frecuente para tratamiento de restricciones respiratorias, uno de sus nombres comerciales más reconocidos en Colombia es “Ventilán”. Tiene varias presentaciones, pero los inhaladores son muy comunes especialmente en pacientes asmáticos.
El salbutamol es un broncodilatador que relaja el músculo bronquial, permitiendo la entrada y salida de aire en los pulmones con más facilidad. Pero debido a un imaginario más populachero que científico se le creó una historia reforzada como sustancia ergogénica, es decir de productora de generosas cantidades de energía en la competencia deportiva. Lo cual terminó siendo no muy cierto según las investigaciones específicas realizadas en los últimos años
Teóricamente se ha propuesto que podría mejorar el rendimiento debido a su efecto sistémico en el organismo, que incluye hasta una supuesta pérdida de grasa. El efecto de la eliminación de grasa se explicaría a través de la acción de salbutamol sobre los receptores beta-2 en el tejido adiposo, por lo que debido a esta interacción se inicia la lipólisis (degradación de las grasas) y se movilizan los ácidos grasos libres para ser utilizados como energía. Pero esto es más teoría que realidad efectiva, según los últimos estudios sistematizados realizados.
El Código Mundial de Antidopaje establece que el salbutamol no es una droga prohibida sino restringida. Es decir puede ser empleada, aunque se considera como un resultado analítico adverso la concentración superior de 1.000 nanogramos de salbutamol por mililitro de orina, a menos que el deportista justifique su uso mediante una prescripción médica. Un par de “pufs” serían suficientes para dar positivo aunque esto depende de cuándo se tome la muestra, pues los medicamentos tienen una vida media determinada (de 4 hasta máximo 8 horas en este caso).
Casi todas las investigaciones sobre los efectos del salbutamol en el deporte terminan concluyendo que los parámetros ventilatorios aumentaron después de la toma de salbutamol en reposo, pero no se encontraron diferencias después de realizar el ejercicio.
En este punto cabe mencionar uno de los últimos trabajos realizados. A partir de un estudio prospectivo de doble ciego, randomizado y de tres vías, los investigadores estudiaron los efectos de 200 µg y de 800 µg de salbutamol inhalado frente a un placebo en 12 atletas entrenados. Se enfatiza que es una cantidad muy significativa de medicamento utilizada (de 200 mil a 800 mil nanogramos). Los tratamientos fueron comparados en tres sesiones ergométricas (pruebas de esfuerzo) de ciclos idénticos al 85% del consumo máximo de oxígeno predeterminado.
Los investigadores evaluaron la función pulmonar, el tiempo de resistencia, los parámetros metabólicos (glucosa, potasio, lactato, ácidos libres de grasas y glicerol) y el rendimiento psicomotor. De acuerdo a los resultados obtenidos, ni el tiempo de resistencia ni la broncodilatación luego del entrenamiento fueron significativamente diferentes entre los tratamientos. Los parámetros metabólicos estuvieron afectados por el entrenamiento pero no por el tratamiento.
Como este hay muchos estudios más que demuestran que el salbutamol inhalado, incluso a dosis altas, no presenta efectos significativos sobre la resistencia en atletas no asmáticos, mucho menos en los asmáticos a pesar de que los efectos de broncodilatación de la droga durante el inicio del ejercicio pueden mejorar la adaptación respiratoria. Pero eso es todo, sin otorgar ventajas significativas en la competición deportiva.
Las restricciones a este medicamento en la práctica deportiva se presentan generalmente para evitar el abuso y uso continuado en los deportistas y proteger así mismo su salud. Eso era lo que ocurría hasta hace poco con la cafeína, que era restringida y hace unos años se liberó su consumo en el deporte, ya que no eran ni significativas, ni definitivas las ventajas que aportaba.
Un caso muy relevante y que sirve como antecedente ya que es el más parecido a la situación de Froome, es el de Óscar Pereiro. Este ciclista español dio positivo en dos etapas del Tour de Francia de 2006. Sin embargo, Pereiro no recibió ninguna sanción, ya que, la Unión Ciclista Internacional había autorizado al corredor gallego el uso de salbutamol con fines terapéuticos. Otro tanto ocurrió con el positivo de Heptaminol de María Luisa Calle, sancionada inicialmente y luego reversada la misma por relaciones terapéuticas (se producía por la 'Neosaldina' que tomaba) y un inocuo poder ergogénico probado como en esta situación del salbutamol. Y no olvidemos el clenbuterol de Pedro 'Perico' Delgado en el mismo Tour de Francia en el que Fabio Parra hizo el tercer lugar. No pasó nada.
En conclusión, es obvio que Froome a pesar de lo que tantos colombianos contrariamente opinan y piensan más con el deseo, ha ganado sus gestas en igualdad de condiciones que la mayoría de ciclistas del pelotón internacional. Sus triunfos son legítimos bajo las reglas y control de la UCI. Por ahora sus médicos deben confirmar su situación clínica y necesidades terapéuticas con las evidencias respectivas, que saltan a la vista.
*Presidente de la Sociedad Colombiana de Ciencias del Deporte