Los avances tecnológicos de la inteligencia artificial (IA) han cautivado al mundo. No importa a lo que se dedique, en algún momento ha utilizado la inteligencia artificial para algo, aunque sea experimentar. El problema con la IA es el humano. Nosotros la inventamos, le trazamos límites, le proporcionamos información, le dijimos qué puede hacer y qué no, incluso le dijimos cómo debe tratarnos. ¡¿Y ahora han decidido creer que algo que hicimos nos está usurpando?! Para mí es una locura.
Considero importante mencionar que para una inteligencia artificial generativa (Chatgpt, Gemini, Meta, etc) funcione, debe existir una instrucción, comando o "promt". Dependiendo de lo que se le haya ordenado, sus límites de fábrica y la cantidad de información que tenga almacenada dará un resultado. A su vez, este resultado puede ser reescrito las veces que el usuario le pisa y con las nuevas instrucciones que le diga. Debo mencionar que en el caso de Chatgpt 4.0 (versión pagada) se puede editar el promt principal y Gemini (IA de Google) genera tres versiones del pedido simultáneamente.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, creer que la IA es una amenaza es ver cualquier avance tecnológico como tal. En el pasado, la televisión y la radio también fueron mal vistos, hoy siguen existiendo y nos hemos adaptado a convivir con ellas. La ciencia ficción nos ha hecho daño porque, si bien es cierto que ha acertado algunas de sus predicciones, muchas imaginaron futuros distópicos.
La inteligencia artificial no es una amenaza, al contrario, es una oportunidad para explotar nuestro potencial. En estos días se hizo viral en Instagram un "trend" (una tendencia) donde las personas le escribían a Chatgpt sus intereses, pasatiempos, sueños y metas y debía responder describiendo cómo sería un día normal en el futuro de, por ejemplo, Andrea Padilla según lo que escribió. Las personas terminaban conmovidas y con una motivación indescriptible. Chatgpt y/o Gemini son mis editores, asesores de moda, guías turísticos, incluso, generadores de ideas. No soy "IA dependiente" pero, gracias a las conocimientos sobre programación que adquirí, me resulta fácil trabajar con ella.
La inteligencia artificial no nos amenaza, los que se amenazan somos nosotros al negarnos aprender sobre el tema. Amenaza mi trabajo creativo cuando considero que algo que yo investigué y organicé, luego le pedí a, por ejemplo, Chatgpt que hiciera un ensayo, es mejor que un ensayo que yo misma hice. Teniendo en cuenta que también puede actuar como editar y corregir textos. Creo que el síndrome del impostor nos juega en contra en estos casos. Siempre debemos recordar que la inteligencia artificial fue planeada, creada y concebida por humanos. Por lo tanto, nosotros mismos decidimos si soltar las velas del barco y que el viento los lleve o soltarlas sin perder el control.