La aparición de la vacuna desplazó el tema de la pandemia, aunque mediáticamente cumple la misma función de distraer otros grandes problemas. Sin embargo sí ha permitido pensar en función de futuro ante otras dimensiones de las crisis que estamos viviendo, especialmente por lo menos ya se menciona la catástrofe económica.
Famosa se hizo la frase de campaña de Bill Clinton “es la economía, estúpidos”, parafraseada elegantemente por Luis Carlos Villegas dedicándosela a ‘señores’ para citar los siguientes datos:
El PIB perdió 50.000 millones de dólares respecto a 2019 y 60.000 respecto a 2018. En promedio el ingreso per cápita de cada colombiano se redujo en 800 dólares frente a 2019 y 1.300 frente al 2018. La deuda externa se come el 55 % del ingreso nacional, más del doble de hace 8 años, y la total interna y externa el 64 %. Las exportaciones cayeron en 20.000 millones de dólares y ni siquiera con 7.000 millones de remesas de los trabajadores expatriados se logra equilibrar la cuenta corriente. También la inversión cayó al mismo nivel de hace 10 años. La cantidad de ocupados es similar al de entonces, como si la población no hubiera crecido ni se hubieran generado nuevos puestos de trabajo. La pobreza y la desigualdad han subido con covid-19 y sin covid-19 tanto en 2019 como en 2020.
Coincide Mauricio Cárdenas señalando una disminución de 10 millones de pesos en ingresos de un año al otro por cada familia y un aumento de la deuda nacional equivalente a 13 millones de pesos por familia, aunque apenas mencionando que golpea más a los pobres que los ricos.
Según encuesta de las Cámaras de Comercio, una de cada tres empresas contribuyó al desempleo y sufren etapas de crisis. Un tercio de estas despidió a más del 80 % de los empleados y 9 de cada 10 de las que sobreviven no podrían aguantar nuevas restricciones. Además, dos de cada tres disminuyeron sus ventas de las cuales dos terceras partes en más del 50 %. Sin embargo, El Tiempo lo presenta titulando “Pese a crisis, el 63 % de empresas mantuvo personal”.
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Un tercio las empresas despidió a más del 80 % de los empleados y 9 de cada 10 de las que sobreviven no podrían aguantar nuevas restricciones
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Al mismo tiempo que se divulga que las reservas de petróleo y gas disminuyen, se enfatiza es en que el alza del petróleo -por lo demás de permanencia bastante incierta- aliviará las finanzas nacionales; o se omite completamente que los precios y la producción del carbón han llegado a su punto más bajo, cayendo de pocos de 102 dólares la tonelada a 34 dólares lo primero y de 91 millones de toneladas a 54 millones lo segundo.
O también se muestra como un éxito la producción agropecuaria sin mencionar lo que significa para los interesados la forma en que los afecta. Es lo que sucede con los tres sectores de más peso en la economía en general y al mismo tiempo los menos ‘empresariales’ en cuanto a que son actividades principalmente de ciudadanos comunes: la leche al mismo precio de hace cinco años significa la disminución de un ingreso real para los centenares de miles de productores; los paperos que representan la principal actividad agrícola de las zonas andinas, terminaron ensayando a vender en las esquinas su cosecha aunque fuera por debajo de sus costos de producción; y en el sector arrocero (el que más tierra explota, ocupa el 90 % de los distritos de riego y moviliza más que cualquier otro producto del campo) los arroceros si pudieran harían lo mismo pues en el momento de la cosecha les han reducido un 20 % el precio de lo que venden (qué tal que a los bancos o a los industriales les tocara de un día para otro bajar en un 20 % los productos que ofrecen). Los colombianos de estos sectores ven de otra manera lo que tanto satisface el gobierno.
Pero si apenas se comienza a ver esta catástrofe general, lo que sí sobresale es que siendo consecuencia de un modelo fallido no se ve la intención de cambiar nada: se sigue hablando de promedio y cifras macro, menospreciando el aspecto social de que siempre son más perjudicados los más vulnerables; se sigue priorizando el sector mineroenergético sobre el agropecuario (el fracking y el cierre de Bioenergy); se sigue contando con que con el manejo mediático se le puede ocultar la realidad a la gente; se continúa dando prioridad a las preocupaciones financieras del Estado dejando en manos de El Mercado sin ninguna intervención o planeación la suerte y el bienestar de los ciudadanos.