Actualmente en Colombia se está viviendo una vez más el inconformismo suscitado por las condiciones salariales y factores prestacionales. Esta vez le tocó el turno a Avianca, entidad reconocida por ofrecer un servicio de transporte comercial aéreo, la cual ha sido catalogada como una de las empresas insignes de Colombia (ad portas de ser catalogada como multinacional) y que hoy en día atraviesa por un álgido escenario que promete una cantidad considerable de litigios y procesos judiciales con fundamento en derecho laboral y ‘presuntas’ exigencias de ley que afirma el cuerpo sindicalista de Avianca se están incumpliendo.
¿Pero realmente es justificable exigir tanto en un mercado laboral tan poco apacible con la experiencia y el grado académico de los colombianos?
A mi modo de ver las cosas, conforme al ostensible panorama, digo que francamente no. El fundamento que impera en la tan cuestionada exigencia del cuerpo sindicalista de Avianca es la siguiente:
- El modelo pedagógico empleado y todo el proceso académico es desgastante y requiere completa dedicación para el logro de unos óptimos resultados académicos que propendan una exitosa carrera profesional a futuro.
- El financiamiento es uno de los pilares de mayor consideración porque no todo el mundo tiene el músculo financiero suficiente para solventar una inversión en una carrera como piloto de aviación comercial y operaciones aéreas.
- Los horarios no son flexibles y muy pocas veces se acomodan a las necesidades de todo el equipo de aviación constituyente (capitanes de vuelo, operadores logísticos, técnicos y auxiliares de vuelo).
- Entre otras que un profesional en operaciones aéreas conoce de fondo y que son objeto de controversia.
Por lo anteriormente expuesto cualquier persona puede pensar que es justo dar aval a todo el compendio de exigencias interpuestas por el sindicato de Avianca y la Asociación Colombiana de Aviadores Civiles, pero si analizamos objetivamente de fondo la situación y la comparamos con el contexto laboral y académico de todo el escenario médico podemos concluir que ambas carreras son costosas, requieren de completa disponibilidad de tiempo e inversión, las exigencias a nivel académico son exorbitantes. Ambas carreras emanan un alto grado de responsabilidad y compromiso en el ejercicio de su profesión.
Sin embargo, a nivel laboral ambas difieren completamente. En Colombia, el salario de un médico oscila entre los tres y los cuatro millones, sin contar con los estudios de profundización y postgrado; mientras que el piloto de aviación devenga un salario que oscila entre los diez y los quince millones de pesos. Y sí, el costo de la carrera es elevado, pero haciendo cálculos inferimos que la inversión en una carrera como estas se recupera en aproximadamente 18 meses. Adicionalmente, el médico se expone a situaciones vulnerables como la delicada toma de decisiones sobre la vida de una persona, el maltrato por parte del paciente por el alto hacinamiento en las entidades prestadoras de servicios asistenciales. Además, pocas veces cuentan con equipos médicos de tecnología avanzada tendientes a realizar el diagnóstico y tratamiento de los pacientes de manera efectiva, deben lidiar con unos horarios de trabajo completamente inhumanos, y un sinfín de situaciones que están fuera de la jurisdicción de cada profesional de la salud, pero que por cuestiones de vocación y convicción asumen de la forma más responsable y profesional su labor, digna de tomar ejemplo.
No obstante, las exigencias de los profesionales de la salud van más allá del incremento de beneficios económicos propios, sus peticiones van encaminadas al mejoramiento del Sistema General de Seguridad Social o al pago oportuno por la prestación de sus servicios como lo ocurrido recientemente en el Hospital Universitario de Santander.
En conclusión, no hay cabida para unas exigencias realmente irrisorias, la responsabilidad de los profesionales en aviación no debe ser aplaudida por un incremento en sus honorarios y beneficios prestacionales y extralegales. Su criterio debe imperar en el momento en que analizaron y decidieron encaminarse en el mundo del pilotaje, conociendo las condiciones laborales y los sacrificios a cuenta de las extenuantes jornadas de trabajo. De ser injusto lo que viven actualmente, el país tendría que hacer frente a cada exigencia del trabajador inconforme y realizar todo un ajuste en el presupuesto general de la nación para subsanar las remuneraciones de aquellos profesionales insatisfechos con el trabajo que optaron para sus vidas.
Aclaro, no soy médico, soy profesional en ciencias empresariales y finanzas que da su punto de vista conforme a la situación del paro y el equilibrio de sus exigencias en el mercado laboral.
