Desde 1992, cuando se comenzaron a elegir gobernadores por votos popular el Cauca no ha tenido una mujer como gobernante, siendo uno de los pocos departamentos del país que todavía no ha abierto esa puerta. Una extrañeza que siga cerrada en nuestros tiempos y el Cauca debe salir de ese selecto grupo de departamentos no igualitarios.
Desde Temístocles Ortega, hasta Elias Larrahondo han prevalecido los problemas históricos del departamento sin que los hombres hayan sido parte de la solución.
Se mantiene el Cauca como una especie de despensa de la guerra a donde llegan los grupos armados y lograr reorganizarse para dispersarse hacia el Valle, el Chocó, Nariño. El Cauca con una mujer como Marylen Serna puede convertirse en despensa de Paz.
Además, el movimiento social debe dejar de delegar su poder en la política tradicional. Para nadie es un secreto que han sido los cotos del movimiento social los que han puesto gobiernos. Tal vez porque no se considera la fuerza de los social como fuerza política electoral y de gobierno. Es claro que el movimiento social del Cauca es uno de los más fuertes del país, debe trascender para que el territorio completo sea administrado por ese bagaje de experiencia acumulada.
El movimiento social hizo la diferencia en las elecciones a la presidencia y puede volver a hacer la diferencia en las elecciones regionales. Del movimiento social y de mujeres depende que el cambio se materialice o de que retrocedamos dos décadas en conquistas sociales y políticas. El Cauca tiene la palabra y tiene a la mujer que puede cambiar el rumbo.