Bogotá es una ciudad cerrada. Hasta los habitantes de calle se meten debajo de la tierra, entre las alcantarillas para escaparse del virus. Sin embargo son muchas las personas, sobre todo los más pudientes, que van a hacer lo que sea por irse de paseo esta semana santa, ojalá a un clima más caliente, tomar cerveza al lado de la piscina. No importa si adentro llevan el virus y lo trasladan al campo, la falta de empatía es el común denominador de tantos colombianos. Camila Zuluaga se hace la misma pregunta:
Hasta el viernes 3 de marzo la cifra de infectados en Colombia es de 1267 y 25 muertos. Ese número se va a agrandar más la próxima semana cuando el virus llegue al tope de la curva. Pero eso igual no es aspaviento para tanto incrédulo que se irá de vacaciones en medio de una pandemia. Habitarán sus casas en Sesquilé o en Anapoima. Los pobres, eso sí, estarán en viviendas multifamiliares asándose en el calor de Neiva o Barrancabermeja, huyéndole al coronavirus pero reinfectándose de dengue y sus viejas enfermedades del trópico. La gente ya muestra su indignación en redes: