Esta semana se confirmó la exportación de un lote de 100.000 semillas de cannabis para uso medicinal, específicamente hacia Estados Unidos; hechos como este y algunos otros que demarcan de manera clara un mercado de crecimiento exponencial y la tendencia mundial con dirección a la legalización no solo para consumo medicinal (ya existente en Colombia) ; sino también sugiere una reflexión sobre el uso recreativo de esta controvertida plantación, que invita la opinión pública a dar un debate desde todas las aristas sobre la viabilidad de su despenalización.
El 10 de diciembre del 2016, en medio del Discurso del Premio Nobel de la Paz, Juan Manuel Santos, para ese momento presidente de la República sostuvo: “La forma como se está adelantando la guerra contra las drogas es igual o incluso más dañina que todas las guerras juntas que hoy se libran en el mundo. Es hora de cambiar nuestra estrategia". Y Santos no se ha equivocado, en la medida la batalla contra las drogas planteada de la forma en que se viene llevando hace mas de cien años, mas que un balance parece una sentencia unánime en las que las mafias superaron al Estado con solvencia, proposición justificada en los millones de muertos, la producción, el trafico y el consumo creciente y el hacinamiento desproporcionado en las cárceles de actores poco incidentes en la cadena de consumo.
Ante esta realidad vociferante y sobrecogedora, Estados Unidos, vocero, patrocinador e influenciador durante años de la visión prohibicionista, le ha venido dando un viraje a aquella política, prueba de ello son los 10 estados que despenalizaron el consumo de cannabis, y otros 18 que están en proceso de hacerlo realidad, esto acompañado de una demanda cada vez mayor podría significar una gran oportunidad ante un mercado de 50.000 millones de euros para un país como Colombia, que tiene como principal socio comercial al gigante el norte y suelos fértiles para casi cualquier plantación. Los propietarios de capital lo saben, pueden hacer de Colombia, la joya de la corona en la producción de Marihuana en el mundo.
¿Salud pública o seguridad? ¿se reducirá el hacinamiento en cárceles? ¿crecería sustancialmente la economía? ¿se está ante la posibilidad de abandonar la tesis de la dependencia petrolera? ¿es una oportunidad importante para acrecentar el recaudo de impuestos? ¿se agudizará la ruptura del tejido social colombiano? ¿crecerá el consumo? ¿se les arrebata el negocio a los grandes carteles? Son todas preguntas que habrá que hacerse, mientras tanto el país político mira tímidamente aquella discusión que tarde que temprano tendrá que surtirse, en medio de apertura mundial, la expectación de los padres de familia preocupados por el devenir de sus hijos y los inversionistas registran con meticulosidad y celo, cada cifra.
