Desde la revolución industrial en el siglo XVIII, la humanidad despertó a muchos años de oscuridad que impidieron el emprendimiento empresarial, que ha demostrado ser el mayor catalizador de los medios de producción o el más alto instrumento que permite desarrollar un adecuado proceso de transformación de todo sistema económico fuerte.
Indudablemente, es necesaria la industrialización para garantizar el desarrollo de toda sociedad, pero también es indispensable que éste sea sostenible para preservar la vida de muchas generaciones, por ello, no podemos mantener el concepto clásico de desarrollo donde la economía, sociedad y ambiente transitaba por caminos separados, sin consultar el interés general.
Para disfrutar una economía saludable, se debe propiciar una transición del actual modelo lineal (extraer, producir y consumir), a una economía circular (reducir, reciclar y reutilizar), que invariablemente exige la generación de nuevos conocimientos y tecnologías que permitan avanzar sobre éste tópico tan fundamental, esencial y necesario para garantizar la preservación del medio ambiente y la vida.
La economía circular reposa sobre los principios de la ecoconcepción —considera los impactos medioambientales a lo largo del ciclo de vida de un producto y los integra desde su concepción—, el principio de la ecología industrial y territorial, la economía de la “funcionalidad”, la importancia del segundo uso, la reutilización, la reparación que siempre busca una segunda vida a los productos o bienes dañados, el reciclaje que nos impulsa aprovechar los materiales que se encuentran en los residuos, y la valorización: aprovechar energéticamente los residuos que no se pueden reciclar”[1].
Por ello, en Colombia recientemente se ha reconocido que las bases de la economía circular se definen en 9R: Repensar, Reutilizar, Reparar, Restaurar, Remanufacturar, Reducir, Re-proponer, Reciclar y Recuperar.
En ese sentido, se debe destacar que según datos del Departamento Nacional de Planeación: “(...) la Estrategia Nacional de Economía Circular se enmarca en el Plan de Desarrollo que lanzó el presidente, Pacto por Colombia. Pacto Por la Equidad, particularmente, en el capítulo de sostenibilidad. Allí definimos el objetivo de fomentar la reducción, el reciclaje y la reutilización de los residuos y materiales”.
Todo espacio de comunicación familiar y social, debe incluir dentro de su lenguaje la importancia del agua en la economía circular, que hablemos en cada reunión de una economía verde, y se reconozca que el mal manejo de los residuos o basuras afectan ostensiblemente el desarrollo sostenible. Para ello, solo debe integrarse dentro de toda actuación los principios de la economía circular, que se erigen como la clave del crecimiento sostenible.
Si realizamos un estudio pormenorizado de nuestra realidad histórica, necesariamente podemos identificar que en cada región o ciudad, la economía se ha caracterizado por ser esencialmente monoproductora, extractiva o lineal. Particularmente, la economía de Barrancabermeja genera 16 billones de pesos aproximadamente (Dane, 2016), el 60,4% proviene de la industria manufacturera y un 17,5% es originado por el sector de la construcción.
Es importante resaltar que, en la industria manufacturera el 65,7% lo produce la refinación y derivados del petróleo, el 30,9% restante se dedica a otros sectores minoritarios de la economía que se encuentran rezagados y requieren un alto apoyo estatal, para fortalecer y garantizar un dinamismo estable.
La ciudad de Barrancabermeja tiene más de 300.000 habitantes y es catalogada como la sexta economía municipal del País, según cifras del Dane el municipio aporta al valor agregado del departamento de Santander un 35%. Después de Bucaramanga, es la ciudad del departamento que tienen el mayor número de empresas, ratificando con ello su importancia geopolítica y económica.
Por eso se comenta en diversos sectores que el Plan de Modernización de la Refinería de Barrancabermeja (PMRB), se convirtió en una gran nube de ilusiones que propició laberintos sin salida que afectaron la economía de muchas familias, generando incertidumbre e inestabilidad financiera.
En similar sentido, si miramos las recientes modificaciones del Acto Legislativo No. 269 de 2018 Cámara - 10 de 2018 Senado, “por el cual se otorga la categoría de Distrito Especial Portuario, Biodiverso, Industrial y Turístico al municipio de Barrancabermeja en el departamento de Santander”, debe preocuparnos que de acuerdo a nuestra realidad política, no resiste un examen estricto de constitucionalidad, por los gravosos costos administrativos que se ciernen sobre ésta iniciativa parlamentaria.
Pretender dividir en localidades la ciudad indefectiblemente generará más costos burocráticos, con graves implicaciones presupuestales que afectarían la Racionalización del gasto público como fin constitucionalmente válido. Por ello, resulta importante integrar todo lo enseñado por la Corte Constitucional en sentencia C-538 de 2005 y en la correspondiente línea jurisprudencial que se ha consolidado alrededor de dicho tema.
Empero, si observamos detenidamente el mapeo de potencialidades de Barrancabermeja y su prospectiva sectorial, se concluye sin duda, que ésta municipalidad sin ser Distrito Especial cuenta con todas las herramientas para potencializar un modelo de economía circular efectivo, transparente e inclusivo, precisamente por la riqueza hídrica, natural, empresarial, académica, turística e industrial que ofrece a sus todos sus habitantes.
Destaquemos que cuenta con el Primer Megapuerto Fluvial del país, denominado Puerto Impala, que se encuentra ubicado sobre el río Magdalena y que tuvo una inversión de cuatrocientos cincuenta (450) millones de dólares. Es muy especial, por su contribución a la sostenibilidad energética del país, atendiendo que produce el 75% del crudo en Santander y el 4,8% del país. Particularmente tiene una capacidad para procesar 250.000 barriles de crudo al día. Si integramos adecuadamente éstos ejes económicos, la ciudad avanzará en los conflictos ambientales que históricamente no se han podido superar.
La transición a una economía circular no debe ser porque se encuentra de moda, sino porque es el resultado de la evolución del concepto de sostenibilidad, que exige sin tregua un adecuado equilibrio entre aspectos económicos, ambientales y sociales, precisamente para preservar la vida de muchas personas o garantizar sin recelo la subsistencia de futuras generaciones.
[1]Economía circular