"Los trabajadores públicos, representados principalmente en la Central Unitaria de Trabajadores de Colombia (CUT), en la Confederación General del Trabajo (CGT), Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC), y la Federación Nacional Estatal Únete, habían acordado previamente solicitarle al Gobierno nacional un aumento salarial para este 2023, retroactivo desde el
primero de enero, del 18,12 %, es decir, un aumento del IPC (que fue de 13,12 %) más un 5 % adicional.
]No obstante, en el encuentro pactado para hace unos días, el viceministro técnico de Hacienda, Gonzalo Hernández Jiménez, les hizo una propuesta mucho menor a la que los sindicatos plantearon: les ofreció un aumento salarial del IPC (13,12 %) más 0,55 %, para un total de 13,67 %".
Para Francisco Maltés Tello, Presidente Central Unitaria de Trabajadores, la propuesta realizada por el presidente de los colombianos se constituye en una verdadera burla y en un real asalto a los intereses de los trabajadores que daban por seguro que su solicitud sería aceptada por un gobierno al que consideran amigo y que con sus votos contribuyeron a elegir. En diciembre del año pasado los trabajadores y sindicatos presentan su propuesta con la certeza de una negociación acorde a sus pretensiones: "Hoy las centrales sindicales presentamos la propuesta general nuestra y unificada, que es el 20%, acompañada de unos ingredientes adicionales, sobre todo la regulación de los precios de la canasta familiar, el tema de transporte, de los intereses bancarios, y los costos de la electricidad. Esa es nuestra propuesta”, aseguró Jhon Jairo Caicedo, presidente nacional de la Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC)".
La decepción no sólo es grande si no mayúscula, pues ni en los peores momentos de la lucha sindical y gremial se había recibido una bofetada como la que les acaba de dar el gobierno nacional. Ante este desplante salarial ya son muchas las voces de trabajadores y sindicatos que anuncian una oposicion a las políticas económicas del presidente de los colombianos.
Lo curioso es que el dirigente sindical expresa que no es Gustavo Petro el causante de esta pírrica oferta en el incremento salarial: "son agentes y representantes de la derecha enquistados en el gobierno nacional y ocupando cargos de representatividad" . Una forma de evadir la responsabilidad de su contribución electoral en las elecciones que llevaron a Gustavo Petro a la presidencia de la república. De ser ciertas sus afirmaciones estaríamos ante un desgobierno total y la existencia de islas de poder que actúan ajenas y distantes de la voluntad del gobierno central.
Pero, tratándose de materia tan delicada como el salario de los trabajadores estatales el asunto no puede quedar en declaraciones tan tímidas y totalmente irresponsables. Lo cierto y real es que las directrices son dadas expresamente por el mandatario de los colombianos, quien ha reiterado en muchas ocasiones que el incremento de los salarios no puede exceder el índice de inflación. En consecuencia no son sus subalternos o funcionarios los causantes de este desplante a los trabajadores colombianos.
Las centrales obreras no entienden este despropósito económico de un gobierno al que consideran amigo y de cara a sus intereses salariales. Anuncian paros, protestas, huelgas y marchas en contra de unas medidas lesivas a sus verdaderos intereses. Transcurridos cuatro meses del año 2023 aún no se reajustan los salarios afectando gravemente la capacidad adquisitiva de los trabajadores colombianos, que esperaban con paciencia y esperanza un incremento realmente significativo. Ese 0.5% ofrecido por el gobierno nacional se considera una ofensa y un agravio al trabajador colombiano. Una propuesta "que parece hecha en las oficinas del Fondo Monetario Internacional" por lo displicente y reaccionaria.
Los sindicatos y sus representantes deben hablar claro y no andarse por las ramas, pues no es aceptable que se diga que los causantes de esta afrenta son funcionarios de la derecha, agazapados en el gobierno de Gustavo Petro Urrego. Doble ofensa por la sencilla razón que se reconocería la incapacidad e ineptitud de un presidente que ni siquiera es capas de manejar o tomar las decisiones de gran envergadura laboral y salarial.
Se debe ser claro y entender que estas medidas son del resorte directo del presidente de los colombianos. Lo inaudito es que este anuncio se haga en un gobierno de izquierda y en contra de los intereses de los gremios, trabajadores y sindicatos aliados. En estos momentos existe un total desconcierto por la sencilla razón que los dirigentes sindicales jamás calcularon o esperaron un desplante de esta naturaleza. No saben qué camino tomar o qué determinaciones anunciar.
Protestar del actual gobierno es reconocer su equivocación electoral, apoyarlo es ponerse en contra de la misma clase trabajadora. Una difícil disyuntiva que los hunde en una indeterminación en su accionar. Lo cierto es que las bases pueden rebelarse contra sus mismos dirigentes que titubean en su palabra al tiempo que dudan de sus mismos planteamientos gremiales.
Duro momento para el sector gremial y sindical que miran y escuchan impávidos una negociación que creían fácil y generosa, pero que ha resultado dura y decepcionante. Se anuncian vientos de paros y protestas a un gobierno amigo y de izquierda por las mismas huestes que lo llevaron al poder. Desconcierto e incertidumbre de unas masas que no entienden el actuar de un gobernante que ofreció la redención en momentos de zozobra. Ver para creer la actual coyuntura y negociación salarial entre el ejecutivo y los sindicatos de trabajadores.