Recuerdo el día que fui al consulado a votar en el referendo anticorrupción emocionado porque al fin tenía en mis manos la oportunidad real de hacer algo contra ese cáncer. No obstante, me desvanecí cuando, impaciente, me di cuenta de que no se había llegado al umbral de votos, entonces me pregunté ¿Qué pasa? ¿Por qué no salieron a votar? ¿Acaso quieren los colombianos que esto siga en un círculo de corrupción sin salida?
El consuelo llegó cuando se dio a conocer que habían salido a votar un poco más de 11 millones de personas y que había faltado poco para alcanzar el umbral, no fue suficiente razón para mí. Porque luego, en Perú hicieron algo parecido y la gente salió a votar como despavoridos, como dicen los costeños, sin echarle mente.
Algún congresista hizo la observación que en los sectores de la “gente bien” las filas para votar siempre eran más largas que en otros sectores, es que, esa gente bien sabe para qué se va a votar, conocen muy bien qué objetivos persiguen cada vez que hay elecciones nacionales, regionales o locales, ¿y los demás qué?
Los demás solo ven el famoso tamal con los $50.000 en el momento, yendo como ovejas al matadero que no tienen ni idea para qué van a ir a votar, ¿Y los jóvenes? Los jóvenes muy bien, gracias.
Alguna vez se criticó a los jóvenes porque no lograron impulsar un sector político alternativo, decían los expertos que ese movimiento político le iba bien en las redes sociales, pero que a la hora de votar nada de nada, alguien mencionó jocosamente que solo habían ganado en los departamentos de Facebook y Twitter.
Se estima que la población habilitada para votar es alrededor de 36 millones, de esos alrededor de 18 millones votaron en las pasadas elecciones presidenciales, y de esos, alrededor de 10 millones votaron por Duque, mi pregunta es: ¿dónde fue a parar los aproximadamente 6 millones de votos de la población joven? Y con ello me refiero, más específicamente: ¿dónde fue a parar la votación de los que actualmente están en las justas protestas sociales?
Duque conoce bien las cifras de los que están en las calles, en los bloqueos, cuántos empezaron el paro y cuántos hay en estos momentos, y por alguna razón, sigue confiado y desinteresado por los reclamos del pueblo, simplemente, sus cuentas le indican que no hay motivo para alarmarse.
En una de las imágenes que muestran a Lucas Villa se le ve en un bus como explicándole a la gente las razones de la protesta social, algo parecido ocurrió en Uruguay hace muchos años, un movimiento político alternativo se tuvo que tomar la tarea de explicarle a la gente en las calles cuáles eran sus objetivos políticos, y lograron llegar al poder en cabeza del famoso Pepe Mujica.
Ahora bien, se acercan unas nuevas elecciones presidenciales, el uribismo tiene en su poder los principales medios de comunicación, ¿qué hacer entonces? Demostrarle a la sociedad colombiana que es posible hacer un cambio alternativo, y eso se hace con cifras en la mano, informando a la gente, y de hacerle entender a todos los jóvenes y los otros millones que salen a reclamar sus justos derechos, que el asunto es levantándose el día de las elecciones y hacer efectivo el derecho al voto, porque si no, la indiferencia hacia estos sectores sociales continuará.